"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

domingo, 23 de noviembre de 2008

Algunas consideraciones sobre el fin de las AFJP


Desde tiempos remotos, las personas mayores eran tomadas como la fuente de sabiduría para resolver los inconvenientes que pudiera tener la sociedad. Por la primitiva y sencilla razón que ellos habían vivido más tiempo y pasado situaciones tal vez similares, era en la sabiduría de estas personas en quien descansaban las relaciones sociales. Con la llegada del sistema capitalista de acumulación, la valoración cambió de manos, la ponderación de la sociedad pasaba por la producción y la acumulación y estas mismas personas mayores fueron marginadas poco a poco por su falta de aptitud para producir. Ya no eran personas industrialmente activas, por lo tanto eran una carga. No era de extrañar entonces que la jubilación (viene de la palabra júbilo = fiesta) fuera tomada como una carga social y una pérdida.
Aunque la jubilación no sea un regalo, porque los hombres y mujeres hacen un aporte de su sueldo al sistema que luego los cobijará, las concepciones de los sistemas de la economía mundial también calaron hondo en cómo ver esta instancia de la vida laboral. Por un lado se presentaba el sistema de solidaridad transgeneracional donde los trabajadores activos de hoy no hacían más que sostener, mediante sus aportes, a los pasivos actuales, a la espera que en el día de mañana sea igual. En el otro rincón se erigió el sistema de capitalización, que como justamente la palabra lo dice, abrazaba la idea de acumular dinero en una cuenta personal para cuando un individuo se jubile y pueda disponer de ella en cómodas cuotas.
Tras estos últimos días, la Argentina vivió una fuerte discusión por el destino de los fondos jubilatorios. La falacia fue inaugurada por algunos partidos opositores de hecho (es decir que sólo se oponen) al configurar el proyecto de volver el sistema de jubilaciones y pensiones a la órbita del Estado como un saqueo del dinero de la gente para hacer campaña procelitista o negociados poco claros. Cuando en realidad la discusión no se disparó hacia el lado de las empresas privadas (AFJP) que fueron los grandes responsables del saqueo del dinero de todos los que aportaron a ese sistema y vieron recortados esos aportes por comisiones siderales o caídas de rentabilidad en las que todos participamos de las pérdidas, pero no siempre de las ganancias. Entonces surge una pregunta automática ¿Cuál fue el sistema confiscatorio entonces?
Por otro lado, es preocupante el corto plazo al que se está acostumbrando a analizar la coyuntura política. La falta de debate a la que se está acostumbrado hace que el ciudadano medio sólo guste de repetir lo que escucha o lee, sin hacer un análisis profundo para el que solo necesita el sentido común. En este punto, si el sistema jubilatorio pasa a ser administrado por la Anses que depende del Poder Ejecutivo y cualquier ciudadano no está de acuerdo con las personas que lo integran en este momento, tiene que tender a pensar que la democracia permite justamente que cada 4 años todo el país se reúne en las urnas y puede elegir a un candidato de signo político distinto. Por lo tanto, si es una maniobra política como la acusan, podrán votar a otra persona y configurar un Estado más apto a su entender.
La sanción de la nueva ley que instituye el SIPA (Sistema Integrado Provisional Argentino) terminará por instaurar cambios que a la luz de la sociedad serán bienvenidos. Por un lado la fuerte suba en sus haberes que sentirán aquellos que se jubilaron por AFJP (alrededor de 400.000) que redundará entre los 100 y los 250 pesos a partir de enero. Por otro lado el proyecto para integrar al SIPA a los trabajadores en negro, para que puedan acceder a una jubilación mínima, inferior a la de los aportantes en blanco, pero jubilación al fin. Y por último pero no menos importante, si la Anses estaba dando ganancias antes de este aluvión de aportes que llegarán de parte de todos los trabajadores activos, el superávit que dé esta repartición será incluido en los haberes de los jubilados para que poco a poco empiecen a sentir que con ese dinero son integrados a los sociedad y no sesgados como una maquinaria inútil. Pero para esto no sólo se necesita un Ejecutivo al mando de la administración de los fondos con transparencia, sino de una oposición que ejerza su trabajo y no sólo se dedique a dar conferencias de prensa o crispar la atmósfera social.
Democracia es inclusión y esa es la fuente de todos los objetivos de una sociedad que busca la mayoría de edad como la argentina. Es por eso que esta nueva medida, como mínimo tiende a arrancar una sonrisa a los habitantes de nuestro país. El tiempo dirá lo suyo.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Coalición Cívica Radical


¿Una nueva Alianza? La tentación de ponerle nombre a este tipo de frentes se vuelve casi imposible de reprimir. Sin embargo, el péndulo de la historia hace incurrir en la falacia de echar mano a una situación política del pasado, darle nuevo sustento y resignificar una convergencia ideológica. Pero lo que cambia de una época a otra es la coyuntura y el contexto; dos instancias que deben ser leídas milimétricamente para no caer en la desidia.
Mucho se está hablando en estos días de la reunión mantenida por el titular del radicalismo, Gerardo Morales y la presidenta de la Coalición Cívica, la verborrágica Elisa Carrió, con miras a completar un frente electoral anti kirchnerista para el 2009 junto con el Partido Socialista y posiblemente el cobismo. El lanzamiento de una Alianza, que remonta las memorias a aquella unión de uno de estos protagonistas con el Frepaso allá por 1997 y que naufragó con el final de la presidencia de Fernando De la Rúa en diciembre de 2001. Aunque sean similares algunos actores, las diferencias se erigen muy claramente.
Aquella unidad con miras a la elecciones presidenciales de 1999 tenía dos patas bien definidas e históricamente antagónicas, ya que si bien ambos se evidenciaban como opositores, el Frepaso estaba integrado por peronistas disidentes. Los cortocircuitos con los hombres del partido de Alem eran cuestión de tiempo. El objetivo central de la Alianza era terminar con la hegemonía menemista y proponer un cambio del que no se tenía un horizonte concreto. Al diluirse el enemigo en 1999 con el triunfo en las urnas, la falta de objetivos se hizo notar y las grietas entre unos y otros se convirtieron en abismos. Acto seguido la renuncia del vicepresidente y líder frepasista Chacho Álvarez, y fuga en helicóptero de Presidente radical.
Las cosas hoy difieren en cantidad y en calidad. El futuro frente a formar presenta dos cúpulas radicales y la participación de un socialismo fortalecido por la victoria de Hermes Binner en Santa Fé. El tercero (o cuarto) en discordia es otro radical que dejó las filas de su viejo partido para sumarse a las del oficialismo, que voto no positivo mediante hoy deja a Cobos fuera de cualquier participación en el seno del poder. Es decir que en este caso hay una formación en común entre la mayoría de los integrantes de este futuro frente. El socialismo, mas allá de la intención de integrar este espacio, busca desesperadamente la identidad que tantos años de participación en otros espacios fueron erosionando.
Por otro lado no parece que la convivencia de Carrió con sus ex correligionarios sea una tarea sencilla de realizar. Más allá del fin común de neutralizar un posible segundo mandato de Nestor Kirchner, las personalidades fuertes pueden chocar y echar por tierra mucho tiempo de trabajo.
Otro punto polémico es el acompañamiento que tendría este frente desde la ciudadanía. Si bien estamos ante una sociedad que se definió claramente a favor o en contra del gobierno al calor de la votación de la normativa 125, pasados 4 meses de aquella mdrugada, la gestión del gobierno nacional ha cosechado mas consensos que rechazos en la opinión pública. Más allá de los reclamos por la inseguridad o lo inquietante de la economía derivado del contexto internacional, no se visualiza un electorado fuertemente enfrentado al Poder Ejecutivo, como lo era en aquella Argentina de fines de los ’90.
Ética, República y Justicia Social. Esos son los puntos fundamentales en los que se quiere construir esta nueva alianza, sin embargo se debería poner especial énfasis en las formas de gobernabilidad. Un problema que a la Unión Cívica Radical la viene aquejando desde principio del siglo pasado.