"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

lunes, 23 de noviembre de 2009

Las excusas infantiles


Hay cosas que parecen no tener explicación. Cuando un chico en edad escolar es sorprendido por su maestra haciendo alguna travesura, automáticamente tiende a defenderse de la única forma que sabe, y es acusar a algún otro compañerito de estar haciendo lo mismo. Con el tiempo y las enseñanzas de la vida, ese mismo chico comienza a comprender y asumir las consecuencias que sus acciones producen y eso lo inserta en el mundo de los adultos. Es por eso que cuando una persona grande no responde como debería a estos actos, es catalogado de imponer excusas infantiles.
Ese cúmulo de excusas sin sentido y hasta de cierta forma desconectadas de la realidad, se agrupan en lo que los medios ya han nominado como el “Macrigate”, ese escándalo de escuchas telefónicas con mucho de espionaje y demasiados puntos oscuros que sus protagonistas no se preocupan en aclarar sino muy por el contrario, mediante excusas pueriles y rayando lo infantil, enturbian la investigación y desconciertan a todos los ciudadanos.
La primera excusa de muy bajo calibre fue vertida por el mismo Ciro James (principal implicado en la causa de las escuchas y empleado del Ministerio de Educación Porteño) cuando el allanamiento judicial descubrió todo la maquinaria para pinchar teléfonos, el imputado respondió: “Es para uso netamente educativo”. Cuando tampoco es legal enseñar algo que está fuera de la ley, como pinchar y escuchar conversaciones con objetivos de espiar.
Ante tamaño escándalo, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, llamó a una conferencia de prensa para hablar sobre las denuncias. El manual de un gobernante al que le estalla un escándalo de estas magnitudes en las manos dice que se debe tomar distancia con las personas implicadas y prometer la más clara de las investigaciones para que la verdad salga a la luz. Bastante lejos de esto, Macri dijo que no conocía a Ciro James y que creía que era un espía de la Policía Federal infiltrado para impedir la puesta en marcha de su Policía Metropolitana. También manifestó que el renunciado jefe de su policía, Jorge el Fino Palacios, no sabía quién era James y que nunca había tenido contacto con él. Es decir, en este capítulo de la historia se niega todo y se le echa la culpa a otro.
Entre declaración y declaración, los hechos salen a la luz y destapan un montón de circunstancias que inculpan directamente a la línea dirigente del Jefe de Gobierno y a su propia persona. Aparecen fotos y documentos que demuestran que Ciro James trabajaba para la seguridad de Boca Juniors bajo la conducción de Palacios, que era conocido por Macri y que sabía que pertenecía a la Policía Federal. De hecho, el propio Fino Palacios dijo que lo había recomendado él para la nueva fuerza policial porteña y que sí lo conocía desde antes. Durante la misma investigación, entre las personas con el teléfono pinchado se descubre al ex cuñado de Macri, quién horas después de declarar ante el juez de la causa es baleado en la puerta de su domicilio. Y en los últimos días, el escándalo llegó a manchar al reemplazante de Palacios en la jefatura de la Policía Porteña, Osvaldo Chamorro. Luego de esto y la detención del Fino Palacios y Ciro James, se volvía a esperar la palabra de Mauricio Macri y los detalles de la postura del gobierno porteño.
Con la futbolera marquesina como fondo que muestra el logotipo del gobierno porteño impuesto por su gestión, Macri volvió a dar una muestra práctica de poca muñeca política, de falta de asesores comunicacionales y de un cinismo poco visto en un gobernante desde la década del ´90. Sin decir una sola palabra de la responsabilidad de su administración por tener a cargo a personas que realizaban escuchas telefónicas ilegales y hacían inteligencia sobre sus propios funcionarios y de legisladores o representantes gremiales opositores, se dedicó a hacer declaraciones como: “El gobierno nacional quiere boicotear a la Policía Metropolitana…primero fueron por los medios, luego por Corrientes, después por las empresas (¿?) y ahora vienen por la Ciudad de Buenos Aires”. Ni una sola mención al caso de las escuchas, ni una sola mención a la labor de la Justicia, ni un solo atisbo de autocrítica.
Lo preocupante no radica sobre la pelea que Macri y los suyos mantienen con el Gobierno Nacional, sino la lejanía de la realidad que muestra el Jefe de Gobierno, rozando casi la ignorancia de los acontecimientos que ocurren en su gobierno; o, lo que es peor, haciendo caso omiso a la ley vigente y permitiendo maniobras delictivas. De cualquier manera, por uno o por otro motivo, que se den estos hechos bajo la administración de una figura que quiere ser presidente, es preocupante para todos los argentinos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Los medios al centro


¿Cómo llegamos aquí? Una frase que puede hacerse muy frecuente luego de recorrer un largo camino, tomar decisiones de cómo encarar las encrucijadas y ya no poder divisar el punto de partida. Como si se hiciera una mapeo hacia atrás para encontrar motivaciones, anhelos, acierto y vacilaciones, que motorizaron el estado actual de las cosas. Sin embargo, la partida siempre implica una llegada, y es esa propia llegada la que queda difusa y no siempre se condice con el objetivo que se tenía a la hora de partir. Periodistas y medios de comunicación comenzaron a recorrer un camino parecido desde la tarea de informar hacia el protagonismo dentro de la sociedad. Es por eso que en estos momentos álgidos cabe preguntarse: ¿Cómo llegamos a esto?
En lo que refiere a la labor del periodista, Alicia Entel, reconocida por sus estudios sobre los medios de comunicación, daba a sus alumnos una definición muy interesante de la labor del periodista: “Los periodistas son los primeros historiadores de un hecho” y con ello hablaba del privilegio de poder sentar la piedra fundamental o el basamento a lo que luego muchos denominarán como un hecho histórico. Claramente se justifica la trascendencia de la profesión en su papel de cronista de una realidad.
Las funciones de la actividad del periodista tienen clara referencia a la comunicación social. Es decir que su objetivo esta centrado en la sociedad y no en sus propias necesidades. Justamente como lo hace la nueva ley, los medios de comunicación son un servicio y no un fin en sí mismo. Se podrían definir como instrumento, como vía de expresión, justamente como un medio.
Y aquí se ingresa al punto fuerte de la cuestión. Preguntarnos en qué momento los medios pasaron de la mediación al protagonismo. No se debe transitar tampoco la ingenuidad, por más que se hable de un hecho bajo el inmaculado halo de la objetividad, cada descripción y cada elección de una palabra con respecto a la otra sienta una opinión o una visión a ese respecto. Es decir, una vez más, que la objetividad no existe.
Hasta aquí, todo claro, pero es mejor regar estos dichos con una pincelada de ejemplos. Una tarde de mayo de 1995, un jugador de fútbol en pleno ascenso decía con amargura que lo único que le molestaba del fútbol local era que los productores los hacían esperar en el vestuario para entrar a la cancha, así se tomaba el ingreso y no hacían su entrada al estadio cuando la TV estaba en comerciales. O cómo en un debate televisivo de este año, por un lado participaba un político de corte oficialista y en lugar de moderar o invitar a un político opositor, los propios conductores del programa se sentaban en la tarima del contrincante para debatir.
En la historia siempre hubo medios más influyentes que otros y con sólo nombrar la época del fascismo de mediados del siglo pasado, se denota el papel fundamental de los medios a lo largo de la historia. Se puede decir que siempre estuvieron cerca del poder y fueron vehículo de él para cumplir su difusión propagandística y las ideas de los nuevos órdenes. Pero la cercanía nunca implicó esgrimirse como el poder mismo y trabajar para los propios intereses de periodistas, medios o grupo de medios poderosos.
Cuando ciertos emergentes sociales pierden su centro, quedan el tiempo y sus protagonistas como agentes dinámicos para que recuperen su lugar original. Lo mismo pasó en las décadas del ´80 y ´90 con la economía como usurpador del espacio que le correspondía a la política y que lentamente fue recuperando su posición a partir del quiebre de diciembre de 2001. Tal vez la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sea el punto donde la labor periodística se vea reacomodada y vuelva a correrse a un lado del poder y volver a revalorizar el verdadero papel de un periodistas que es contar historias u opinarla, mantenerse al margen de los hechos y no tener que protagonizarlos.

domingo, 25 de octubre de 2009

El diario de Macri


Cuando el siglo todavía no sumaba tres décadas y el amanecer democrático era tan novedoso como entrar al cuarto oscuro para votar, brotaban por muchos lares leyendas que marcaron a fuego la historia política argentina. Una de ellas correspondía a aquel diario que supuestamente se le confeccionaba a Hipólito Yrigoyen para tenerlo separado de la realidad, como metáfora de un cierto alejamiento de las medidas presidenciales de lo acontecido en el país. Esta anécdota no refleja la primera ni la única vez que un mandatario se mostró inmerso en una realidad paralela, aunque en algunas ocasiones aquel mecanismo del que puede ser víctima puede convertirse en una herramienta de intencionada persuasión hacia la ciudadanía.
Algo parecido comienza a verse en la Ciudad de Buenos Aires en estos últimos días. Una cantidad de acciones de gobierno que remiten a hechos sucedidos en una etapa terrible de nuestra historia como país que han salido a la luz y dejan al descubierto un escándalo político de magnitudes impensadas, parecen ser ninguneadas desde el Ejecutivo; o que simplemente busca victimizarse ante alguna campaña de desprestigio del gobierno nacional. De las denuncias y de lo que marca la realidad: Nada.
Es muy difícil encarar actividades como las que desarrollan estos funcionarios del gobierno macrista sin trazar obligadamente un paralelo con la terrible dictadura militar que cometió crímenes de lesa humanidad en el período ´76-´83. Escuchas telefónicas, confección de informes de inteligencia, grupo de tareas que operan clandestinamente al poder policial, persecución ideológica contra militantes o dirigentes gremiales, persecución violenta contra personas que están en condición de calle o simplemente viven en casas abandonadas.
La Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) comenzó a ser conocida casi un año después de que Mauricio Macri firmara el decreto para su formación. Los apremios ilegales, la violencia contra personas en condiciones de indefensión, los abusos, las estrategias parapoliciales, los robos y las golpizas que estos grupos generan noche tras noche son parte del y responden al Ministerio de Ambiente y Espacio Pública y a su responsable Juan Pablo Piccardo. No es necesario hacer demasiadas analogías con lo que ocurría durante la dictadura de Videla, Massera y compañía. Lo preocupante es que se usen técnicas parecidas a las del Mundial ´78 para “limpiar” las ciudades sedes de pobres o todo lo que el gobierno de facto considerara indecente.
La otra punta del iceberg obedece al escándalo desatado por la denuncia y posterior detención de Ciro James, los equipamientos encontrados en su domicilio para pinchar teléfonos y los resultados de las investigaciones sobre pinchaduras de teléfonos a familiares de víctimas de la AMIA. Este ex agente de la Policía Federal, con pasado en Socma, Correo Argentino y Boca Juniors se desempeñaba como asesor del ministro de Educación porteño, Mario Narodowski y era aspirante de la Policía Metropolitana. El juez federal Norberto Oyarbide encontró en un allanamiento al domicilio de James tecnología para pinchar teléfonos; ante la acusación el imputado respondió que estos aparatos eran estrictamente para uso docente, algo poco creíble porque ¿para ejercer la docencia con quién? Ahora, para pasarlo en limpio, un ex agente de la Policía Federal de conocida trayectoria en empresas de la familia Macri asesora al Ministerio de Educación en una cuestión en la que debe ser un especialista ¿seguridad?, justamente aparece en su domicilio la tecnología para pinchar teléfonos, y justo en el momento que los docentes comienzan a denunciar que los inspectores de escuelas, en lugar de revisar el cumplimiento de los programas comienzan a recabar información sobre la afiliación y participación gremial de los maestros. Las conclusiones comienzan a caer por peso propio. Inequívocamente parece que estamos en las puertas de una pequeña agencia paralela de inteligencia que comenzó a sumar datos de los habitantes que no están de acuerdo con la gestión Macri.
Por todo lo expuesto, parece que algo huele mal dentro del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y en lugar de tomar una postura más clara y prometer las investigaciones del caso, caiga quien caiga, el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri juega a la realidad paralela y dice que no sabían que Ciro James había estado en la Policía Federal, que nunca trabajó en sus empresas y que seguramente es un infiltrado de la Federal para boicotear y sobotear el “alzamiento” (sic) de la Policía Metropolitana. Más allá de los exabruptos, las declaraciones de Macri quedan por tierra cuando el responsable de esta nueva policía, Osvaldo Chamorro, declaró ante el juez que en currículum presentado por Ciro James, aparecía su experiencia de 11 años en la Federal. Y lo de ser un simple aspirante a la Policía Metropolitana, se cae si se observan los cruces telefónicos de las más de 40 llamadas con el mismísimo Fino Palacios (¿habrán trabajado juntos en Boca Juniors?) cuando todavía estaba en funciones.
Ingresar en una realidad paralela, tratar de contar otra historia o desviar culpas, no son más ni menos que eufemismos para nombrar al verbo que circunda todo este caso: mentir. Los métodos utilizados por el gobierno de Macri no sólo hacen recordar a la dictadura sino que son gravísimos y deben ser investigados por la Justicia. Es en estos momentos que uno se pregunta si lo que se está viviendo es tanto más grave que la tragedia que desencadenó el juicio político a Aníbal Ibarra. Si se usa la misma vara, seguramente estaremos esperando otro juicio político.

domingo, 18 de octubre de 2009

Las tareas de la UCEP


Muchas veces un candidato suele hacerse de un cargo político de base electoral a fuerza de carisma, simpatía, un puñado de promesas populistas y un enemigo marcado a quien sacarle rédito. Lo que menos suele tenerse en cuenta a la hora de votar y a la hora de la campaña, es la ideología; pero con el devenir de la gestión es justamente este ítem el que aflora en cada acto de gobierno y puede resultar contrario a lo que los propios votantes esperaban a la hora de emitir el sufragio.
Un caso como este se ha dado en la otrora progresista Ciudad de Buenos Aires, donde la voluntad popular erigió a un gobierno con marcada tendencia a la derecha. Mauricio Macri encarnaba al empresario exitoso, simpático, joven y entrador; pero también a un hombre con ideología signada por la década del ´90, netamente monetarista, de poca sensibilidad social y con muy poca cintura política para encarar los problemas sociales de los porteños.
Cuando el actual Jefe de Gobierno porteño hablaba de trabajar para que los habitantes tuvieran la ciudad que se merecen, habría que haberle preguntado a quién considera ciudadanos y a quién no.
En los últimos días han salido a la luz los movimientos de una unidad de operaciones dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires llamada UCEP (Unidad de Control de Espacios Públicos). Dicha unidad que en principio debería estar destinada a velar por el buen uso del espacio público y persuadir a los usurpadores (con este término son definidos en el decreto de realización) que desistan en su actitud; muy lejos de manejar estos menesteres se ha convertido en una suerte de grupo de tareas o fuerza de choque del gobierno porteño. No es antojadiza esta descripción. Su principal actividad es desarrollada de noche y tiene que ver con desalojos violentos de viviendas, personas que duermen en la calle o vendedores ambulantes . Insultos, violencia, malos tratos, manoseos y uso ilegal de poder de policía para realizar tareas que no le competen y son altamente condenables, son una constante en las noches porteñas y se vienen desarrollando hace muchos meses. Estos hombres que realizan el trabajo sucio del gobierno macrista (¿querrán de esa manera limpiar la ciudad?¿será una nueva modalidad de la vieja empresa familiar Mantenga limpia Buenos Aires?) se nutre de barras bravas de algunos equipos de primera división de fútbol y otro tipo de personas que nada tienen que ver con la legalidad, aquella a la que suele apelar el propio Macri en sus apariciones mediáticas.
La noticia tomó forma de imagen y dejó de ser denostada como una acusación barata de la oposición porteña cuando los vecinos de los habitantes desalojados del edificio ubicado en la calle Pasco se solidarizaron con ellos y filmaron mediante celulares y cámaras de fotos todos los maltratos este desalojo forzado por la violencia de los hombres de la UCEP. Raramente estas imágenes que sirvieron para que el Observatorio de Derechos Humanos y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad presentaran una causa penal contra Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por 5 de estos casos de violencia y violación a los Derechos Humanos, no fueron tomados por ningún medio a excepción de Canal 7. Se hace raro pensar, en casos como este, que la censura de la que tanto hablan algunos sectores que no están a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, se cumpla de hecho desde la corporación de multimedios que hoy tienen gran incidencia sobre la opinión pública. Cabe entonces preguntarse desde el periodismo hasta qué punto uno no empieza a convertirse en cómplice de un delito cuando sabe de su existencia y no lo publica.
Pero también cabe preguntarse sobre el rol que tienen los gobernantes en este momento en que vivimos, ya que si un gobierno avala tareas ilegales como las que se están desarrollando hoy en la Ciudad de Buenos Aires y nadie termina por denunciarlo y se sigue permitiendo, estas tareas se institucionalizan y terminan por naturalizarse. Más allá de lo ideológico, Mauricio Macri está al frente de una administración que está cometiendo delitos que creíamos que ya habían quedado en el pasado y por eso debe responder a la Justicia. Muchos ciudadanos han puesto en manos de ese funcionario un mandato que no tiene que ver con persecusiones ilegales, y es a esos ciudadanosa los que debe responder. Porque un mandato no debe dar impunidad, sino obligaciones.

domingo, 4 de octubre de 2009

La vara de los medios


¿Qué es un fenómeno de masas? ¿Cómo llega a la comunidad? ¿Cuáles son los factores que lo hacen contar con el apoyo popular o perderse en el más oscuro de los ostracismos? En realidad ningún estudiosos de las ciencias sociales se atreve a proponer un plan infalible para obtener la gracia de las masas y así ser unánimemente apoyado por el sentido común de los Argentinos. Aunque vista la historia de los últimos diez años, cualquiera podría dar algunos consejos de qué cosas hacer, qué cosas no hacer, qué léxico utilizar o qué banderas levantar para que la masa simpatice con su lucha.
Para tomar un puñado de conclusiones puede uno sentarse a analizar desde la función discursiva aquel lock-out patronal de 2008, popularmente conocido como el “paro del campo” y la lucha que se está desarrollando en estos días por parte de los trabajadores de Kraft (ex Terrabussi) para la restitución de los 150 despedidos por la empresa. Sería interesante indagar por qué dos protestas de trabajadores y aparentemente justas (esto es lo que dice el imaginario popular y se puede estar a favor o en contra) no tuvieron el mismo apoyo por parte de la ciudadanía al punto que uno logró una movilización masiva de una parte del tejido social y la otra navega en la más grande de las indiferencias.
El lugar inicial de donde pude partir un análisis es llegar a entrever desde qué mirada una persona común podía pensar a cada uno de los actores en cuestión. Qué bagaje le trae a su mente, qué sentimientos están en cuestión o qué visión tenían de ellos antes del conflicto. El campo está emparentado con la tradición, Terrabussi también, es una de las marcas de golosinas más antigua y reconocida de nuestro país. Desde el campo salen productos que engalanaron la mesa de los argentinos por muchos años, lo mismo que los productos Terrabussi. Es decir que por los productos de un sector y otro, la parte sentimental o de conocimiento a priori, no se sacan ventaja.
Otro aspecto a analizar son sus modalidades de la protesta. Del mismo modo unos y otros cortaron rutas e hicieron piquetes para que sea conocida y difundida su lucha y objetivos. De parte de los integrantes del lock-out patronal, con el agravante de disponer de los camiones que le permitían pasar y a cuáles no, dependiendo de la comercialización o no de granos. De hecho los trabajadores de la ex Terrabussi negociaron con la policía un carril para que pudieran pasar de manera muy lenta los vehículos que esperaban en la Panamericana. Por lo que la medida de los despedidos parecería un poco menos molesta.
Como una última cuestión alrededor de esto puede fijarse en la cercanía o lejanía del problema. Por un lado las retenciones a la soja de un campo que para la ciudad solo se traduce en pan y verdura, contra los despidos de una empresa mucho más cercana a la metrópoli y que puede erigirse como un espejo para muchos de quienes obtienen el sustento de su trabajo en fábricas y oficinas y se podían sentir expuestos a que les pasara lo mismo. En pocas palabras, el conflicto de Terrabussi tiene muchas más posibilidades de hacer sentir reflejada al grueso de la población de las ciudades que el conflicto del campo.
Si hasta ahora la balanza viene dando ganancias al conflicto Kraft, por qué no pudieron movilizar a muchos hombres y mujeres de las ciudades para apoyar su lucha, como fue la idea desde el principio. Si se tuviera que acotar la respuesta a dos palabras no sería muy difícil manifestarse: política y medios. La visión política conducida por un odio ideológico y tradicional a la tendencia política que encarna el peronismo para el viejo grupo de patrones rurales, sumado a la muy buena tarea que se hizo de victimización y, como contraparte, poner al gobierno en un lugar de ente totalitario; lograron esta suma de voluntades contrarias al Gobierno Nacional que no por ser una minoría, dejaron de obtener la repercusión obligada por parte de los medios. Al ojo del ciudadano común, Kraft o Terrabussi no es más que una lucha sindical más y muy poco hay de interiorización del tema.
El papel de los medios es el que hizo la diferencia. El uso de términos como “paro del campo, grupo de peones, chacareros, labradores, jornaleros, empleados agrícolas o cortes de ruta” chocaron contra otras palabras de la talla de “trabajadores despedidos, delegados gremiales, sindicatos, infiltrados, incidentes, piquetes, marchas, políticos y activistas de izquierda”. Es obvio que los primeros términos no remitían a las mismas acciones de los segundos y el prestigio social de unas y otras palabras hacen la diferencia. Pero cuando todo se hace bajo el supuesto halo de la objetividad, todo se hace más difuso.

domingo, 27 de septiembre de 2009

La batalla final


Uno de los mecanismos de defensa más reconocidos o reconocibles por la psicología en la vida cotidiana corresponde al fenómeno de proyección. Este mecanismo consiste en atribuir a otros o al mundo exterior en general, motivaciones que se rechazan, deseos que no reconocen o sería insoportable para una persona aceptarlos. Transpolado al mundo de la persuasión, puede ser muy convincente para un comunicador pegar primero y adosar características negativas propias al contrincante de turno. De esa manera, todo lo que se diga de la persona o grupo de personas que dieron el primer golpe, llevará para siempre el manto de la duda.
En la Argentina, una batalla que se venía llevando de manera sesgada y con rehenes de turno (lo fue el campo, la inseguridad u otra noticias caliente), ha salido a la cancha con todas sus armas bien visibles y otras tantas que no se pueden ocultar demasiado. El Grupo Clarín, sindicado como el principal monopolio mediático del país se enfrenta con el Gobierno Nacional (aunque muchos otros partidos apoyen la iniciativa) para evitar la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y ya se pueden observar las descargas de artillería en las tandas de cualquiera de los medios que integran el espectro radioeléctrico (que si algún despistado no lo sabe, es el único sistema que trata la ley).
Desde una campaña de afiches del diario Clarín que busca levantar la imagen y posicionarse como el paladín de la verdad ante las mentiras del Gobierno (insisto, los diarios no serán legislados por este todavía proyecto), hasta alguna que otra fundación de no muy clara procedencia o agrupaciones de canales y radios privadas; todos tienen algo que decir a nivel mediático.
En primer lugar, los spotd publicitarios que comenzaron a verse en televisión fueron confeccionados por la Fundación Valores para el Bien Común. Los contenidos de sus avisos en fondo negro y fotografía blanco y negro, versó sobre el juego de palabras entre medios y miedos, y de la importancia de que el Gobierno no digite que contenidos tendrán los canales bajo la amenaza de sacarles la licencia. Un poco más aceitadas, las otras dos propagandas fueron más efectivistas, la primera borrando todos los números de un control remoto menos el 7 y un ficticio botón que decía Telesur (en obvia relación a la cadena de noticias que regentea el gobierno de Hugo Chavez) como haciendo notar que a este Gobierno le gustarían estas pocas opciones. En la caso de la segunda, bien elaborada a efectos de movilizar sensaciones en el espectador se dedicaron a mostrar gente prendiendo una vela contra la oscuridad y uniéndose hasta formar un gran grupo de personas y velas. La relación con la marcha de Blumberg es casi instantánea, aquel fue un duro golpe contra el gobierno de Néstor Kirchner, pero también el derrumbe, a partir de ese pico, del falso ingeniero. Más allá de tener el mismo locutor del Grupo Clarín y un tratamiento visual muy parecido, para ilustrar a quién responde esta fundación (no publica dirección o contacto, ni deja rastros en ninguna página de internet) vale una pequeña historia: a la vuelta de la tanda de un conocido programa político que se emite los domingos a la noche por América TV en la cual se había pautado este comercial, uno de los tres conductores dice textualmente –“Bueno, ahí están los spots de Clarín”-
Una rara coincidencia se produce en otro comercial que puede verse en las pantallas de televisión y está firmado por ATA, la Asociación de Televisoras Privadas Argentinas. Repite casi a la perfección la publicidad antes desarrollada del control remoto. Sonaría a coincidencia o a “homenaje”, si no fuera porque como secretario de esa entidad se encuentra a Jorge Rendo, el responsable de Asuntos Institucionales del Grupo Clarín, un hombre que viene de la entraña del diario homónimo y muy poco sabe de televisión.
Del otro lado el Gobierno Nacional con una propuesta comunicativa muy acertada desde el lugar casi académico, apoyado por personalidades de la cultura y la política, mostrando una actitud muy pasiva ante las agresiones recibidas. Como si se diera cuenta que desde el barro puede llegar a perder muchos apoyos y sin tener la necesidad de confrontar. Mientras que sigue sumando adhesiones de ONGs, pueblos originarios, asociaciones civiles sin fines de lucro y organizaciones sociales. La sensación que sobrevuela el ambiente es que con esto y con el inestable papel de la oposición le sobra para darle fuerza de ley al proyecto.
La cuenta regresiva ya está en marcha. El campo de batalla está repleto y los primeros fogonazos ya se están escuchando. Es demasiado el bagaje y el tiempo de exposición para que los monopolios puedan lavar su cara y presentarse como un instrumento pluralista de la democracia. Es por eso que lo único que le queda a los comunicadores que no quieren esta nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es proyectarle al Gobierno Nacional las mismas adjetivaciones negativas que pesan sobre ellos. Mientras tanto, y casi indiferente a todo esto, el proyecto con media sanción sigue su curso hacia el Senado.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Las dos caras de una realidad


Un periodista sale a recorrer la Ciudad de Buenos Aires para tomar testimonios sobre la opinión de los transeúntes sobre la Ley de Servicios Audiovisuales; al encontrarse con un joven de no más de 23 años y hacerle la pregunta de rigor, el chico asintió con tono severo que le parecía vergonzosa la actitud del gobierno y que deberían dar marcha atrás con la propuesta. Ante la repregunta del periodista sobre los medios que nutrían su opinión el joven tragó saliva y respondió: “EEhhhhhhh…………..Clarín, La Nación, TN y Canal 13”.
La realidad puede construirse desde muchos costados, el problema se empieza a dar cuando quienes están brindando el servicio de informar lo que pasa en una sociedad, comienzan a ser protagonistas de ella y por eso parte interesada. La confluencia entre estos vicios de la información sumadas a las ideologías de parte de la dirigencia que está en consonancia con sus pensamientos macroeconómicos; pueden producir un cóctel muy difícil de digerir para la sociedad argentina.
En total consonancia con esta mecánica, el tratamiento, el debate y la discusión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se vieron teñidos por una gran cantidad de versiones, malas interpretaciones o comentarios que le imprimían a la ley ciertas facultades que en la redacción de los artículos no existen.
En primer lugar fue vox populi el tema de que la nueva ley iba a regular los contenidos de los medios y por ello la libertad de expresión. En realidad el único intento de regulación que podría tomarse como regulación de contenidos es la obligatoriedad de la cuota de pantalla para películas nacionales y el porcentaje de música nacional (30%) que deben programar las radios. Estas medidas, muy lejos de mancillar la libertad de expresión, son instrumento de fomento de la producción nacional que redunda en trabajo para los argentinos.
Otro de los grandes interrogantes que se suele hacer el conglomerado oposición-grupos económicos implicados redunda en la distribución del 33% del espacio radioeléctrico que será otorgado a agrupaciones sociales. El comentario más escuchado es que las van a distribuir entre sus “amigos”, algo que como ente de control (ya que va a haber espacio para las dos minorías de la cámara) van a poder regular la entrega de espacios. De todas maneras, los gobiernos pasan y las leyes quedan, por lo que en algún momento las organizaciones ya no serán adictas al gobierno y en otro deberán entregar las licencias pasados 15 años.
Parece molesto intentar un intervencionismo estatal para regular ciertas normas de mercado, esto no es nuevo y fue mala palabra en la década del ’90. Comienza a darse la casualidad que esos mismos agentes que obtuvieron beneficios suntuosos durante el gobierno menemista (Ley Dromi entre otras) justamente quieran demonizar una intervención del Estado en cualquiera de sus formatos que solo tenderá a corregir un desvío mercantil para reponer un estado de justicia en él. La ideología no cambia, aunque el maquillaje sea distinto.
Por otro lado, es menester analizar la vergonzante huida de la oposición en pleno debate ante la posibilidad de no obtener la mayoría para vetar el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales. Que es inconstitucional el tratamiento, que no se dio tiempo para leer el dictamen de comisión, que era una ley a las apuradas porque esta Cámara no representa a los Argentinos. Si de representar se habla, lo realizado por la oposición de retirarse del recinto sin presentar ningún tipo de debate ni votación, no es lo que recomienda una ética republicana sino más bien todo lo contrario. En referencia a los términos legales, el llamado fue a una sesión especial que hasta se puede tratar sin dictamen de la comisión, por lo que el procedimiento fue correcto. Y la representatividad que la Cámara de Diputados tiene hoy fue votada por toda la Argentina hasta el 10 de Diciembre de 2009, por lo que la representación está salvada y no se puede condenar a esta composición del Congreso a no hacer nada hasta que venga la renovación.
Existen muchas formas de construir la realidad, el problema es cuando la libertad de expresión se lleva a su inverso y el espectador no tiene la posibilidad de elegir una u otra forma de informarse (derecho a la información como Derecho Humano) porque se encuentra preso de los multimedios que ejercen su posición dominante sobre otros medios que pueden emitir otras informaciones. Estos medios se pueden amparar en que son empresas exitosas, pero si comenzamos a escarbar esta afirmación y tomamos nota de las maniobras de competencia desleal o la cantidad de empresas quebradas a manos de estas maniobras, la conclusión sigue siendo como mínimo sospechosa. Toda ley puede ser perfectible, pero si uno se sienta a observar quienes alzaron su voz contra ella, automáticamente pueden emerger las bondades de este tan mentado proyecto.

domingo, 30 de agosto de 2009

Las funciones del fútbol


Fútbol para todos. Fútbol para algunos. Que el fútbol no es negocio para el Estado. Que se subsidia una actividad. Que hay temas más importantes y urgentes para las inversiones estatales. Que en realidad fue un duro golpe contra el Grupo Clarín. Y muchas otras cosas que se han escuchado en los crispados medios de comunicación de hoy. Ahora, con la idea de romper un poco con la hegemonía de la información dominante, sería bueno analizar la función de este fútbol accesible para toda la sociedad.
Como primera medida, la cantidad de partidos de fútbol televisados a nivel público muestran el deporte en sus distintas facetas y hacen que las personas encuentren motivación para practicar este juego. Claro, la actividad física redunda en salud para quien la realiza y mediante los grupos de inclusión (en este caso, equipos) comparten una actividad sana y se alejan de otros escenarios menos favorables para su salud física y social.
La integración de chicos y adolescentes a una rutina de vida saludable y alejada de vicios sociales como la drogadicción o la delincuencia. Pero ver fútbol también enseña cosas que van más allá del deporte y sirven para la vida. Tal vez lo más importante versa sobre el trabajo en equipo y en saber potenciar las capacidades de cada uno en su mayor potencial, y saber dejar en manos de otro las tareas que mejor le salen. Este tipo de enseñanzas también tienen lugar con la práctica del deporte y tienen su correlato en la vida social.
La noción de reglas cumple también un papel fundamental . Al observar un deporte como el fútbol, se puede ver que existen reglas que deben cumplirse y cada una de las infracciones a este reglamente tiene consecuencias, ya sean penales, tiros libres o directamente la expulsión. También el respeto a la autoridad dentro del campo que exige la figura del árbitro, el cual tiene la función de impartir equidad en la contienda y tiene la última palabra sobre las decisiones disciplinarias y reglamentarias del deporte; no por casualidad muchos suelen decirle juez. Incluso se puede aprender algo muy importante que tiene que ver con la creatividad: los mejores jugadores, las estrellas y los que se destacan muestran que dentro de los límites de las normas se puede crear y hacer cosas fuera de lo común. Y que el esfuerzo por la preparación y el tiempo de entrenamiento tienen un resultado tangible y siempre positivo.
Otra faceta interesante que ofrece ver fútbol para un chico es justamente vislumbrar una alternativa de carrera hacia el éxito. Querer parecerse a su ídolo, tal vez lo aleje de algunas tentaciones que todos los chicos (sin distinción de clase social) pueden tener en su trance hacia la adultez.
Sin dudas el deporte es esencial en la vida de los argentinos, si después se quiere hilar fino y con alguna intención distintiva del discurso oficial será carne de debate la idea de tratar de calmar las masas dándoles el fútbol o tratar de neutralizar reclamos con medidas populistas. Pero por otro lado, que muchos hogares a los que no podía acceder, el poder ver a su cuadro, fomentando la actividad familiar, el encuentro entre amigos y la vida de uno de los representantes más sólidos de la cultura popular argentina, no parece articular contra la propia sociedad, y más si como augura el Estado, dará ganancia que servirá para el fomento de otros deportes menos populares.
Coyuntura política por un lado y medidas que redundan lo nacional y popular. ¿Está tan mal lo realizado en estos días por el gobierno? Si le preguntáramos a todos los integrantes del país ¿cuál sería el resultado? Tal vez haya que retirarse de los grandes medios imponiendo agenda y pensar desde el llano este tipo de cosas antes de repetir lo instaurado. Sería mucho más sano, tanto como hacer deporte.

lunes, 17 de agosto de 2009

La realidad y el paso del tiempo



¿Qué significa la frase para siempre? ¿En qué parte de la eternidad se ubica uno para decir vocablos de ese tipo? ¿Cuánto dura en la sociedad ultra veloz de hoy tamaña afirmación? Este epitafio de claro corte filosófico no corresponde a ningún tratado sobre la sociedad sino al universo de las acciones políticas en la Argentina y sus conexiones con la realidad y con el paso del tiempo. Menuda empresa que se tratará de desarrollar en las próximas líneas.
La característica principal (o tal vez sea el principal defecto) se desarrolla con la asunción de un nuevo gobierno. A la nueva administración, lejos de ofrecerle el apoyo suficiente y la claridad para desarrollar la flamante voluntad del pueblo, se lo acusa automáticamente de los problemas que el país viene arrastrando de años. Casi como un mecanismo de defensa, el flamante gobierno (salvo honrosas excepciones) planta sus banderas hacia los vientos que vociferan la pesada herencia recibida y los cambios a realizar. Pero justamente esos cambios caen bajo la acusación de la oposición de turno que les multiplica los adjetivos, desde las incipientes medidas tildadas de revanchistas con el régimen anterior, hasta las que son denominadas presas del oportunismo partidario del momento o de las propias ambiciones de quienes han accedido al ejecutivo. Nadie opone a sus dichos una visión de largo plazo o la idea de que en algún momento ellos deberán continuar con el proyecto que se va gestando.
Cuando la atención se desvía al Congreso Nacional, la cosa comienza a complejizarse. Las dos cámaras suelen ser testigos de peleas y tergiversaciones de la realidad. El podio lo ocupa aquella actividad casi futbolística que hace que la sanción de las leyes entre el oficialismo y la oposición se parezca cada vez más a una disputa entre River y Boca. Sólo se busca ganar a cualquier precio y dejando a la oposición lo más abajo posible en los votos, aunque la realidad indique que la mejor forma de votar una ley es mediante el consenso de los representantes elegidos por el pueblo.
Por otro lado, se observa que las leyes sancionadas por el Parlamento tienen un dejo de circunstanciales, desde el punto de vista de una oposición que acusa la derrota y tilda toda ley de inconstitucional o fuera de los valores de la República. Sobrevuela sobre estas sanciones el fantasma de estar viciadas y se presentan como leyes que morirán con el gobierno de turno, cuando en realidad son la emanación de la voluntad popular representada indirectamente por los legisladores y esas leyes tendrán tanta legitimidad en el momento de su sanción como cuando el gobierno que la impulsó ya no sea parte de la administración. En este caso se vuelve a trastocar el tiempo de vida útil de estas normas y su trascendencia legal en el tiempo.
El punto que subyace todo esto se instala en la falta de una proyección nacional y consensuada a largo plazo entre todos los integrantes de la política. Tal vez sea falta de maduración democrática o poco rodaje consecutivo lo que lleva a la clase política a no poder ponerse de acuerdo en algo que redundaría en el bien común (lo que se suele buscar en política según los libros que se dedican a ello). Los constantes quiebres que se producen políticamente no le dan aire a ningún proyecto, como si se volviera incesantemente a la paradoja de estar siempre en la línea de largada.
De la radicalización al dialoguismo, de los autoritarios a los conciliadores o de los padres de la democracia a los tibios; la historia política argentina no ha sabido de diálogos en serio, ni de políticas a largo plazo que dejen fuera los intereses partidarios y pongan en primer lugar los intereses de la Nación. Muchos pueden afirmar que sentar las bases de un sistema de este tipo tiende a derechizar mucho el rumbo político de un país. Pero en tiempos donde el péndulo ideológico sólo tiende a moverse 5 grados hacia cada lado de las tendencias, las necesidades de un futuro de proyección unificada y no de peleas partidarias internas harían una diferencia desde un proyecto a largo plazo. Para que este por ahora se transforme en un para siempre.

viernes, 7 de agosto de 2009

El medio es el mensaje


En las colonias de La Forestal, los dueños de la empresa que buscaba el tanino de los quebrachos para tratar el cuero, solían pagar a los hacheros con bonos internos (o monedas que decían por lo que podía canjearse) que solo se podían cambiar en el almacén de ramos generales que estaba dentro de la propia colonia. El problema siempre se suscitaba cuando los peones iban en busca de sus alimentos a dicho establecimiento y se encontraban con los precios que el patrón cambiaba a su antojo. Como no podían comprar en otro lado, resignados, tomaban sus productos a los precios usurarios que imponían los dueños. El precio y contenido de la mercadería, era manipulada por quienes poseían el monopolio de las remuneraciones y el de la comercialización de productos de subsistencia.
Con el advenimiento de la justicia social y los derechos laborales, de manera civilizada o no, situaciones como esta tendieron a desaparecer. Mientras que aquellos patrones que se enriquecían de manera obscena gracias a la necesidad de quienes trabajaban en sus colonias, rumearon su bronca a los gobiernos de turno, acusándolos de inmorales, autoritarios y represores, mientras tejían fábulas como la que tildaban a las nuevas conquistas sociales existía “un dictadura o venganza de los trabajadores hacia sus patrones”.
Los tiempos cambiaron y las disputas políticas fueron hacia nuevos horizontes, pero los intereses siempre funcionaron de la misma manera y se movieron por los mismos lugares. Las estrategias económicas se refinaron y las formas de proceder o de ofrecerles los productos a los consumidores para obtener ganancias, se fusionaron con la modernidad y se hicieron mucho más indirectas. La irrupción de los medios masivos de comunicación en los hogares de las personas y la hipermediatización que sufrió la vida cotidiana de los argentinos en los últimas dos décadas, provocaron que ciertos vicios del mercado llegaran a los medios de comunicación y dejaran para otra ocasión la libertad de prensa y la independencia del periodismo. La información comenzó a convertirse en un bien de cambio con valor de mercado y su coyuntura tuvo que adecuarse a los vaivenes de este.
Con la mercantilización de la información y la apertura del mercado de pases de los medios, también se observó que con la adquisición de un medio se podía obtener una influencia superlativa en los espectadores/lectores que podría torcer la tendencia del pensamiento hacia un lugar determinado. Influir, aprobar, denostar o darle brillo a un personaje de la política, parecía algo sencillo para cualquier medio de comunicación de llegada media. Así, los mass media y la política se volvieron a encontrar como en tantas etapas de la historia, para realizar juntos una tarea que le conviniera a los dos, mientras se escudaban en la gran falacia del medio independiente.
Lejos de mostrar con la mayor objetividad posible lo que (según dicen) ocurre en el país, el truco está en mostrar una realidad cargada de ideología y de intereses de la minoría que maneja el medio para imponer esa visión como lo real. En lugar de fomentar el pensamiento del receptor desde la muestra de un hecho (aunque no sea del todo pura, ya que siempre tiene alguna visión de quien lo cuenta) se le sirve todo en bandeja, ya analizado, masticado y casi digerido para que el consumo se produzca rápido y en los términos deseados por el emisor.
Pero vuelve a aparecer un tiempo de quiebre, un relentado cambio del estado de las cosas propuesto. Alguien propone rever la situación de los medios de comunicación y promover una nueva ley que impulse la pluralidad de los medios y que nadie se acerque al monopolio al que marchaban aceleradamente. Entonces se desata la batalla y los que no quieren que nada cambie se encuentran mejor preparados.
Se muestra un mundo particular y parcializado del que nadie desea salir. Son muchos los que desconfían, los que creen que se está exagerando el encono contra el gobierno de turno, o que a las figuras folklóricas de la televisión se les está yendo la mano. Pero se especula con el miedo al afuera, el miedo al quedar apartado de la sociedad que se habita por informarse de otra manera; se especula con el terror a ser diferente y quedar segregado. Es por eso que logran un consumo sin objeciones, demonizando todo lo que venga por fuera de ese mundo armado.
Es la diferencia entre verdad y verosimilitud, lograr que todos crean como verdadero algo que no es real pero lo parece. Algo que se perfila como más cómodo que intentar hacer un cambio que pueda llevar a la ruina el negocio. El ejercicio que llevan a cabo es tratar de pretender que no hay otra forma de ver las cosas, como los trabajadores de La Forestal, que trataban de pensar que el mundo de afuera era mucho peor a la explotación en la que vivían.

lunes, 27 de julio de 2009

Argentina mira hacia adentro



Todos crecimos escuchando aquel anhelo de la unión nacional y la tan remanida frase “somos todos argentinos” como una gran red que nos cubre a todos y nos hace partícipes de un mismo proyecto de vida. La bandera, el himno, los símbolos patrios y los próceres han torneado desde los primeros años de organización nacional el sentimiento de pertenencia al país y a sus valores principales. Si bien la constitución geopolítica está instalada y aceitada en gran parte de sus estamentos, el germen de la nacionalidad sigue sin tener la suficiente fuerza al día de hoy.

A lo largo del territorio argentino pueden observarse pequeñas rencillas que se suscitan, pero en el pináculo de los enconos se encuentra la Ciudad de Buenos Aires, la Capital Federal o esa ciudad a la que todos culpan de haber crecido exponencialmente a costa de las riquezas producidas y arrancadas de los otros lugares del país. Esta suerte de magalópolis, por lejos la ciudad más poblada y más grande de la Argentina si se suman los dos cordones industriales de la Provincia de Buenos Aires que ofician como una continuación de la ciudad portuaria, es el destino obligado de todos los caminos, de todas la vías férreas y de la gran mayoría de los vuelos internacionales. Una especie de puerta de entrada y de salida a nuestro país.

Buenos Aires siempre creció mirando a Europa más que a su pertenencia autóctona, de estas pampas fueron arrasados los pueblos originarios para que no hubiera rastros de los primeros habitantes, la ciudad crecía y se nutría de un país al que cultural y políticamente siempre pareció darle la espalda mientras se fascinaba con las luces de París. Es cierto que como ciudad más importante de Argentina nunca pudo representar cabalmente a su nación y eso contribuyó al desarrollo del recelo por parte de los otros habitantes del país.

Pero es menester ir un poco más allá en el análisis. Es verdad que la joven Buenos Aires creció súbitamente sobre otras ciudades ya instaladas y mucho más importantes en ese tiempo como Córdoba o Tucumán, y que su ubicación geopolítica resultó fundamental para el comercio que en esos tiempos se transportaba en barco exclusivamente. Pero también es claro que el mapa económico de la Argentina no fue trazado justamente por compatriotas y la ingeniería de transportes es Made in England y su lógica nunca respondió a los intereses de los habitantes de la nación sino a sus los mezquinos intereses de la corona británica.

Por otro lado, mucho se ha hablado de la coincidencia de los países etnocentristas con una gran megalópolis que concentra toda la estructura productiva, económica y habitacional; y su participación dentro de la repartición de la riqueza mundial, junto con su nivel de desarrollo. Algo así como mostrar a los países emergentes con esta disposición geográfica y a los países con un mayor grado de desarrollo con una distribución más equitativa de la población y de las variables económicas entre sus ciudades. Hoy, esta explicación huele a naftalina si comienzan a tomarse para el análisis casos como Brasil, que es una de los países más industrializados y convive con el polo de San Pablo con esas características.

Es por eso que la forma de comunicarse de un porteño en otras partes de Argentina suele ser tomada a mal o tener cierta crispación ante algún comentario sobre temas locales. La realidad indica que a la hora de denostar a un hombre o mujer de Buenos Aires, la historia económica, social y cultural ofrece aristas para echar mano y comenzar a demonizar cualquier actitud.

Esta y otras tantas costumbres populares parecen tener que ver con una cuestión de crecimiento alrededor de los años. Argentina es apenas un adolescente convulsionado ante otros países con más historia y con los mismos problemas gestacionales que los argentinos en su momento. Sí es verdad, también, que Buenos Aires ha dejado de mirar a Europa en los últimos años y, por distintos factores históricos, todos los argentinos comenzamos a mirarnos en lo profundo y buscar las raíces de nuestra forma de vida y de lo que significa ser argentino. Como se puede ver a partir de este pequeño recorrido histórico, todo será una cuestión de tiempo.

miércoles, 22 de julio de 2009

Los políticos en el día del amigo


La principal actividad que se plantea cada año para el día del amigo (o la semana del amigo para que dure más el consumo) mucho más que los regalos o los mensajes del colapsado sistema de telefonía celular, son los mails o las cartas recordatorias que uno suele mandar a quien considera amigo para compartir un día tan especial. El problema se suscita cuando esta tan inocente actividad la quiere encarar un político y debe esforzarse en recordar cual fue amigo y ahora no lo es, o a cual mandarle porque en breve lo volverá a ser. Pero como el periodismo también es servicio, bien vale este pequeño recordatorio para quienes ejercen esta actividad en el país.
En primer lugar debería uno remontarse a la suma de todas las amistades/odios del país. Esta amistad comenzó en 1987 aproximadamente y duró lo que dura una campaña electoral y algunos meses de mandato compartido. La referencia alude a quienes en algún momento supieron dividir las arcas del país y, a su manera, supieron ser los hombres más fuertes a lo largo de la década del ´90: Carlos Menem y Eduardo Duhalde. Es realmente raro, pero habiendo escrito libros juntos y habiéndose fundido mas de mil veces en un abrazo peronista en campaña, no parece de extrañar que en este día no se acuerden uno de otro.
De un modo parecido, Felipe Solá estará en un embrollo cuando quiera despachar las esquelas correspondientes al día del amigo. En un principio debe haber pensado en quien lo hizo participar por primera vez en el Ejecutivo Nacional, el ex presidente Menem; pero corrió mucha agua bajo el puente. En segunda medida en quien lo llevó a la gobernación interina de Buenos Aires, pero su pasaje al kirchnerismo también desgastó la relación. Entonces, debe mandarle una esquela a Néstor Kirchner, la respuesta sigue siendo no. Las circunstancias del tratamiento de la normativa 125 y el pasaje a la oposición de Felipe, crearon un abismo entre él y las huestes del ex presidente. La realidad es que debería forzar un recuerdo para este día a sus nuevos aliados que poco lo tienen en cuenta Mauricio Macri y Francisco de Narváez. Aunque, pensándolo bien, tal vez sea astuto de su parte mandarle una pequeña esquela a Duhalde para limar asperezas con miras a una nueva fórmula peronista opositora que incluya a la nueva estrella “justicialista” De Narváez.
También se encuentra en un brete la diputada electa Elisa Carrió, que arrastra conflictos cada vez que se conmemora la Revolución del Parque y el nacimiento de la UCR. Lilita ya no tiene del todo claro si en la carta de felicitación incluir el término correligionario, no sabe si nombrar alguna de las fuerzas a las que perteneció o pertenece, o bien si le queda algún aliado o amigo para felicitar. Si bien su Coalición con la UCR parecía fructífera, su fama de piantavotos sumada a la mala elección que realizó en la Ciudad de Buenos Aires, hizo que tanto Cobos en un principio, como Gerardo Morales y Margarita Stolbizer con la excusa del diálogo con el gobierno después, abandonaran su espacio y se diferenciaran claramente. Tal vez en el despacho de Lilita se ahorre mucho papel, cosa que le va a venir bien a su compañera Patricia Bullrich si quisiera saludar a cada uno de los partidos o gobiernos que integró.
Y en otro rincón se encuentra el ex presidente Néstor Kirchner, quien increíblemente a principios del año pasado hubiera colapsado todas las impresoras de la sede del Partido Justicialista con las felicitaciones y las conmemoraciones para sus amigos. Gobernadores, intendentes, militantes, personas ilustres de la historia del partido, en fin, centenares y centenares de cartas dirigidas a todo el país. Este día del amigo, Kirchner estará más acotado en sus correspondencias, aunque no parece que sean pocas y estará pensando en quienes fueron amigos por conveniencias en épocas de gobernador o de quien impulsó su carrera a la presidencia cuando nadie conocía demasiado sus ideas. Con este último es poco probable que haya saludos pero si la continuidad de ese pacto de no agresión que se juramentaron en 2003 y que los lleva a jugar a las declaraciones fuertes y las desmentidas todo el tiempo.
Por todo lo demás, esta no va a ser la primera ni la última alianza, amistad y marcha atrás de ella. Todo depende de los motivos, los movimientos de poder y algunas situaciones de conveniencia que tenga la política. Por lo pronto, el día del amigo seguirá su curso y habrá más novedades de cara a 2011.

jueves, 25 de junio de 2009

Mensajes de campaña



La objetividad no existe. El que no tiene la certeza, lo intuye y el que carece de ambas puede tender a descreer de las intenciones de alguna aseveración incómoda. Lo cierto es que nadie habla, escribe o mira objetivamente, sino que cualquiera de sus funciones mentales y motrices son el resultado de su historia, de su medio, de la clase social a la que pertenecen, su nivel de educación y las formas de proceder aprendidas desde niños. Para graficar mejor esta definición es necesario proponer un juego, juntar diez personas a ver el mismo hecho en una esquina y luego preguntarle a uno por uno qué fue lo que ocurrió. Para sorpresa del investigador, nadie contará el hecho con las mismas palabras y detalles. Es que las situaciones percibidas por los sentidos son primero conceptualizadas por el cerebro y luego pasan a ser contadas, por lo tanto esa percepción del mundo hace que el circuito no sea directo y mute en esa conceptualización.
Quienes se dedicaron a estudiar temas como este, han encontrado formas de comunicar de tal manera que, bajo ciertos términos al parecer inocentes, se pueden emitir mensajes de manera sesgada y sin tener la necesidad de hacerlos evidentes. En la presente campaña existen algunos de esos términos, en principio inocentes, que guardan algún mensaje que a simple vista no se detecta pero que el cerebro sí lo toma.
Un primer foco de análisis se puede centrar en las piezas publicitarias del PRO, que obedecen a la consigna de no agredir a ningún candidato y sólo realizar propuestas. Pero es curioso el caso del spot de la ex vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, cuando describe a un hombre que le grita a uno desde la televisión ¿qué te pasa?¿estás nervioso? La obvia referencia al ex presidente Néstor Kirchner lleva otra connotación bien diferenciada: el mensaje equipara al diario Clarín con el hombre común al que está dirigido el mensaje. Por un lado plantar en un puesto de igualdad al diario con las personas y por otro presentar a Kirchner como el personaje horrible y gritón (buscan posicionarlo como autoritario) que vocifera sus maldades por televisión. Entonces aquí se avizora que la propuesta de no agresión del PRO, comienza su lento naufragio.
Por otro lado, y algunas de las declaraciones de la verborrágica Elisa Carrió también son plausibles de estudio. Más allá de contraposiciones ideológicas como “vamos a robar en la provincia” cuando la campaña de sus hombres en la Provincia de Buenos Aires orbiten alrededor de la honestidad y el cambio; el discurso del Acuerdo Cívico y Social (ACyS) comenzó a unirse al de su líder política para asemejar a Kirchner con la catástrofe, aunque en sentido contrario al candidato a diputado del justicialismo oficial. El ACyS habla de una devaluación de moneda y una crisis en consonancia con lo que ocurre en el mundo a partir de las elecciones, dejando la semilla de la discordia en el adelantamiento de las elecciones porque la situación no llegaba a la primera fecha estipulada en Octubre. Los comicios con antelación, más la explicación del Gobierno que no tiene una contundencia en el convencimiento de los motivos, hace que el escenario que desliza Carrió no parezca a priori descabellado su razonamiento.
Unión PRO tiene también una pieza publicitaria muy interesante, cuando el aspirante a diputado Francisco De Narváez (que también dice que no agredirá a ningún candidato de otro partido) dice: “Tenemos un plan de seguridad en contra de los delincuentes y no a favor”. Aparte de pensar quién instauraría un plan de seguridad a favor de los delincuentes, esta frase apunta directamente a una visión ideológica muy fuerte sobre el respeto a los Derechos Humanos que profesa el Gobierno. Respetar los procesos de los acusados y el principio de inocencia parece ser tomado como algo malo y que libera a delincuentes. Seguro que los argentinos nos debemos una debate sobre la seguridad, las leyes y el funcionamiento de la justicia, pero suena peligroso tratar de renunciar a algunos valores.
El otro punto versa sobre las propuestas. Si bien el Gobierno Nacional impuso agenda para que el 28 de Junio se plantee la disputa entre dos modelos de país, cada uno de los candidatos, sea del partido que sea, lleva propuestas mucho más abarcativas a la tarea que deben desarrollar en el Congreso. Se comienzan a extrañar los viejos proyectos con los que llegaban los políticos de los 80 a los debates televisivos, aunque en algunos casos esos discursos encierran las verdaderas aspiraciones que tiene cada uno de los personajes. Para algunos casos podemos dar nombre, apellido y cargo: Narváez quiere ser gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Kirchner va por la presidencia, Macri y Carrió lo mismo, Michetti quiere suceder a Macri en la Jefatura de Gobierno, para gobernar Buenos Aires también se anotan Alfonsín y Stolbizer y el mayor proyecto del oficialismo para la Ciudad de Buenos Aires, Carlos Heller también encierra un futuro de Jefe Comunal.
Existen muchos más casos, casi como publicidades se encuentran el televisión. Simplemente se debe tener cuidado con lo que uno habla, escucha o reproduce; porque sin quererlo o inocentemente puede estar siendo portador de un discurso que no quiere llevar o de intereses a los que se es ajeno.

sábado, 13 de junio de 2009

Cuando lo malo parece bueno



Una mañana, en cualquier colegio de educación media y orientación comercial, un risueño profesor de unos 50 años y una voz sacada de un dibujo animado se dispone a comenzar con las clases de contabilidad. Particularmente la del comportamiento del mercado y sus desviaciones. La dinámica de la oferta y la demanda, el monopolio, el oligopolio y el trust. La clase transcurría a la perfección hasta que uno de sus alumnos (tal vez el más sagáz) le preguntó cuál era la diferencia entre trust y multimedios, y por qué, si es una desviación de mercado y está mal, muchos hombres de negocios y políticos defienden este tipo de aglomerado de empresas; por lo menos eso es lo que dice el libro Contabilidad I. El profesor, visiblemente consternado, solo atinó a explicar brevemente las condiciones de la comunicación en la Argentina y a prometer una clase especial sobre la década de los ´90 y la incidencia del liberalismo financiero salvaje en nuestro país.
Más allá de declinar como periodista ante la afirmación que las preguntas de los chicos siempre serán las mejores, por esa carga de inocencia que los grandes ya no tenemos; el planteo de la situación presenta un ejercicio muy interesante para hacer en nuestras cabezas y meditar por qué necesitamos una nueva ley de medios en reemplazo de la antigua ley de radiodifusión.
No es menor decir que la ley de radiodifusión data de la época de la dictadura. En principio, dicha ley no cuenta con el sustento de una discusión seria realizada por los representantes del pueblo, sino por un grupo de personas que desde aquel gobierno de facto impusieron esta ley por decreto y sin ningún tipo de participación ciudadana. Esta falta de legitimidad que redea a esta ley de radiodifusión, obedece a que fue impuesta por un gobierno que no obedecía a la Constitución Nacional y moldeó la normativa para satisfacer sus propios intereses o los de grandes grupos empresariales que influían en la época. Un dato de este tipo echa por tierra cualquier intento de defensa de la presente legislación. Un dato para destacar es que hasta el día de hoy, según esta ley, el Estado puede admitir restricciones a la libertad de expresión al considerar que puediera atentar contra la seguridad nacional. En este caso, y abusando de la bastardilla, para muestra basta un botón.
Por otro lado existe una situación laboral demasiado impuesta en la Argentina de hoy, y es que gracias a la ley Dromi (esta sí promovida por un gobierno democrático, aunque muy sensible al poder económico de turno) la incesante concentración de medios en pocas manos ha desarrollado un grave recorte en los puestos laborales para periodistas, que vieron abaladas estas políticas por la lluvia de flexibilizaciones laborales propuestas por el gobierno menemista. Una ley que derogue esta modificación de 1989 propondría una mejor distribución del material informativo, un mayor índice de nuevos proyectos y un poco de libertad de mercado ante la competencia desleal de empresas que acumulan mucha información y poder para no permitir situaciones que pongan en peligro su hegemonía. Ya que ser el medio con mayor cantidad de público, otorga ciertos privilegios para los negocios.
Las nuevas tecnologías ocupan un papel fundamental en estos tiempos. Y justamente se suma la importancia de poder regular estos medios y brindarles un marco legal de acción, tanto como protegerlas para que estén en las mismas condiciones de los otros soportes de difusión de contenidos.
Y de la mano de nuevos proyecto y nuevas emisoras, o mediosque son adquiridos por distintas personas, no solo le dan mayor entidad y pluralidad de pensamiento a nuestra democracia, sino que producirá un incremento en la oferta ideológica para periodistas y lectores. Los periodistas tendrán un abanico mucho más grande de medios donde ejercer su actividad profesional, con mayores oportunidades para conservar su forma de ver las cosas y conectar con su público/lectores. Quienes los leerán encontrarán muchas más propuestas para elegir y hacerse una visión más acabada de la realidad, desde la escucha de distintas voces.
Todo esto redunda en mayor democracia, en la generación de nuevos puestos de trabajo, en más opciones para pensar nuestro presente, en una mayor y mejor libertad de expresión y en una fuerte constribución a fortalecer el Estado de Derecho. Que no quepan dudas de ello depende de las voces que se multipliquen para romper una hegemonía reinante que no se quiere ir. Porque como dijo este adolescene de la escuela media, lo que se está haciendo está mal, envicia el mercado y no tiene que ver con un gobierno de turno. La ley regirá mucho años más que quienes están hoy a cargo del Ejecutivo.

lunes, 8 de junio de 2009

El mito de la eterna juventud



Lo más importante de todo es estar siempre fresco. Un viejo publicista daba visiones de la realidad política de este tipo, mientras los más jóvenes miraban azorados a un hombre que tenía al público asistente siguiendo cada uno de sus movimientos y sus palabras sin recurrir de a una presentación de Power Point o sin siquiera tener una imagen detrás a la cual referir con un puntero láser. El veterano hombre de la publicidad (en este caso propaganda) afirmaba que para llevar adelante una candidatura se debía recurrir a los dos preceptos básicos de la publicidad, “lo nuevo y los chicos venden más que nadie”. Y pareciera correcta la afirmación de este anciano francés, ya que las ideologías y sus partidos deben pelear contra el paso de los años para mantener a sus propuestas frescas, del lado de lo novedoso y siempre desdeñando las viejas ideologías asemejándolas a la cultura jurásica.
Propongamos explorar esta vieja receta en la historia argentina con el correr de los años. De esta manera, se hace menester comenzar por los jóvenes hombres de la generación de 1810, que vinieron a insertar las ideas de la Revolución Francesa en nuestras tierras en detrimento del viejo absolutismo español que ya olía a naftalina. Aunque tenían claro que el apoyo a dicha revolución tenía el color del dinero inglés, ya que no se podía comerciar con aquel país por miedo a ser acusado de alta traición a la corona española. Pronto estas ideas sucumbieron ante el desorden y la crisis económica, que vinieron a sanear los grandes caudillos totalitarios, encarnados en aquel Juan Manuel de Rosas como el “restaurador de las leyes”. Su gobierno totalitario y violento, en concordancia con las épocas que vivíamos los argentinos; también pasaron a la antigüedad y la barbarie en dichos de los autodenominados liberales de la generación de 1880. Una vez más, pasaron 25 años de aquellos gobiernos democráticos para pocos y todos aquellos grandes transformadores y modernizadores de la Argentina, también cayeron ante el mote de conservadores. Otras voces nacionales e importadas de las oleadas inmigratorias europeas se hicieron presentes en el escenario político y les daban los primeros dolores de cabeza a la oligarquía que gobernaba el país y se enriquecían con el modelo agroexportador. Una nueva figura se hacía presente como actor de la modernidad y la industrialización, el obrero fabril. De la mano de este fenómeno comenzaron a florecer gobiernos populistas que tenían sustento en la gran cantidad de trabajadores fabriles que se multiplicaban en las grandes urbes del país. Ya instalado el voto secreto, universal y obligatorio; el fraude fue un protagonista menor en los años que vendrían.
A principios de los `70 comienza a popularizarse una nueva visión del Estado y su administración que, casualmente casi 100 años después renueva el nombre de liberales, amantes fieles de la liberalización del mercado económico y el control férreo de la política y de los ciudadanos. Lo curioso de este caudal juvenil era que se referían a los gobiernos populistas como “fascistas o fachos” en notoria referencia a los fascis di combattimento, el grupo de choque de Benito Mussolini, que dio origen a los grupos denominados camisas pardas.
Con la llegada del nuevo siglo y la sentencia final que el liberalismo desmedido y la obscenidad de un sistema financiero que llenó al mundo de una riqueza irreal que desembocó en una de las mayores crisis económicas de sus historia (aunque en Argentina los coletazos no se sientan demasiado), aquellos hombres que vendían un Estado eficiente y mínimo con respecto a la intervención económica, se convirtieron en viejos dinosaurios a los que se denomina justamente “fascistas o fachos”. Ahora, yo me pregunto ¿cómo llegamos a esto?
Dicho todo esto, utilizar palabras como renovador, agente de cambio, propuestas nuevas, la juventud que viene a cambiar algo o progresistas y desarrollistas; suena tan a viejo como las antiguas consignas de 1789 “libertad, igualdad y fraternidad”. En este mundo donde las ideologías se han cruzado tanto y la vieja tercera vía parece refuncionalizarse y ser en su versión moderna el paradigma a utilizar, hablar de modernidad comienza a sonar a viejo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Ley de Medios


Veintiocho años pasaron luego desde la implementación de aquel decreto de la dictadura militar que instauró la Ley de Radiodifusión. Mas allá del origen espúreo de la legislación y el dilema moral que implica regir la libertad de prensa con una ley que ni siquiera tuvo su paso por el Congreso, esta ley ha quedado perdida en el tiempo y absolutamente desactualizada a los soportes que hoy en día son utilizados para la difusión de medios. Más tarde, y en épocas de liberalización de mercado, los argentinos sobrellevamos la denominada Ley Dromi, donde se abolían las restricciones para el armado de multimedios y con ello se asestaba una heridad de muerte a la libertad de expresión.
Sin embargo, la discusión que se está dando hoy en el país no pasa por lo que todos estamos de acuerdo y tiene que ver con adecuar una ley a 25 años de democracia o abarcar todos los nuevos medios que han nacido en estos años; sino por una engorrosa interpretación de hasta dónde puede el Estado intervenir en la libertad de expresión para no atentar contra ella. La oposición se muestra disconforme con el proyecto presentado por el Estado y que invitó a debatir durante 90 días, dicen que es una avanzada de un gobierno autoritario sobre la libertad de prensa instaurada en la constitución, y repiten que si se tienen que poner del lado de los multimedios para defender la libertad de expresión, lo harán.
La discusión entre las libertades y la falta de ellas es muy antigua y muchos filósofos han teorizado sobre ellas. La diferencia entre libertad y libertinaje, las libertades personales y las obligaciones de vivir en comunidad o derecho propio vs derechos de los otros. Bueno, como dijo Hobbes en su obra “Leviatán”, una sociedad sin normas que la orienten tiende a la vida salvaje (es decir que todos buscarán el placer personal sin importarle los demás) y por eso la importancia de normas de regulación (no las que proponía el autor). En este caso, la normalización de las relaciones sociales funcionan como dique de contención para que ellas no se vayan de cause y provoquen una alteración en el tejido social. Del mismo modo, una ley regulatoria de los medios de comunicación se torna fundamental para marcar los límites de su funcionamiento y para liberar a los ciudadanos de ciertos vicios que la difusión de información puede llegar a sufrir.
La primera medida de la discusión se planta en la tirantez entre los intereses económicos (libertad de mercado) y la libertad de expresión. La vieja ideología de quienes adoran la libertad de mercado, pero gustan de un poder político de corte mucho menos liberal para que contenga cualquier disconformidad social con el modelo; entre una de esas contenciones está la de intentar cercenar sus pensamientos mediante una prensa asociada. La acciones de estos liberales sólo en la economía, determinó muchos de los movimientos políticos de la Argentina de los ´90, con la hiper concentración de los medios y el nacimiento de mercantilización de la información que se encontró manejada por un grupo pequeño de actores quienes son capaces de manejar la realidad bajo los intereses que más convengan. Para ejemplificar, abrir todos los noticieros de un multimedia con un asesinato, secuestro o violación, genera una sensación de miedo en los millones de televidentes de ese aglomerado de empresas, independientemente de la realidad que pueda aquejar al país.
Del otro lado puede avizorarse un planteo distinto y con ciertas limitaciones a los monopolios, dar mayor espacio a nuevos emprendimientos, dejar relucir la voz de las entidades sociales (en la vieja ley sólo podían tener medios las personas físicas o jurídicas o fines de lucro) no parece ser una avanzada sobre los medios de comunicación sino a favor de una democratización de la información y el fomentar la investigación de los hechos en busca de distintas voces.
Una información hecha mercancía no ayuda a mejorar las relaciones sociales mediante el conocimiento de la realidad. Tratar de poner intencionalidad en un gobierno de turno sobre un tema tan delicado como la libertad de prensa es una visión a muy corto plazo y muy pequeña. La historia nos ha demostrado que hasta el gobierno más fuerte en nuestro país tuvo un lapso de tiempo y dejó el Poder Ejecutivo para dar comienzo a una nueva etapa (el viejo PAN de Roca o el menemismo). La Ley de Medios Audiovisuales es un proyecto que será discutido por todos y traspasará las barreras de la actual administración. En este caso, mayor cantidad de información redundará en una mejor calidad de ella. Para que los medios, realmente puedan ser independientes.

martes, 28 de abril de 2009

Estrategias


La nueva política, la vieja política, la renovación, la juventud, las fuerzas de reserva, o hasta el “que se vayan todos”. Desde tiempos inmemoriales la clase gobernante o no, está prometiendo renovarse a sí misma. Pero ese amistoso pasaje de generaciones solo pudo darse mediante rupturas, exilios partidarios o crisis profundas del modelo de país. Nadie ha dado en la historia un sincero paso al costado para que tome la posta alguien más jóven; las pocas veces que asistimos a esos anuncios, tuvieron más que ver con una pose que ocultaba otros intereses. De igual manera, los dos grandes partidos de Argentina siempre se las ingeniaron para reproducir candidatos y engrosar las filas vacantes del Estado en el Poder que los necesitara. El retiro, el escándalo, la corrupción o la caída en las encuestas dejaban espacios vacantes.
En la política de hoy, las figuras que traccionan votos hacia sus partidos parecen no ser demasiadas. En la era en que la imagen es mucho más importante que la representatibidad del partido, donde los medios han cooptado el viejo ágora y ocupa espacios de comunicación mucho más importantes que el encuentro con el líder en el atrio, la dependencia sobre estos hombres y mujeres que gozan de imagen positiva se hace cada día más fuerte.
Es la dependencia del candidato produce a la cercanía de estas elecciones una especie de miopía hacia el objetivo final de estos comicios. Las escacez de candidatos “junta-votos” le han dado a este nuevo comicio un marco poco tradicional y que comenzó a estirar límites que pueden marcar un antes y un después en lo que a política partidaria se refiere.
Para comenzar, las tan publicitadas candidaturas nominales del oficialismo. Una obvia referencia a la falta de capacidad del Frente para la Victoria (su nombre lo dice, se una unión de persona con el objetivo de triunfar) de generar nuevas caras que aglutinen votos y continúen el impulso electoral que en principio fue cubierto con alianzas con corrientes peronistas de distintas ideologías. Con junio pisándole los talones, el esfuerzo del kirchnerismo para mantener un poder que viene siendo discutido a lo largo del año pasado y lo que va de este, tiene su expresión más acabada en esta presentación electoral a la que se le imprimió un aire plebiscitario de la gestión, pero que en realidad esconde la propia debilidad del partido con respecto a la generación de nuevas figuras convocantes.
Por otro lado está lo que podríamos llamar Coalición Cívica Radical, esta rara mezcla de hombres y mujeres que llevaron al mismo tiempo su salida de los partidos tradicionales con su viraje político hacia la derecha. En esta alianza, el caso de la ciudad de Buenos Aires, su figura más fuerte, Elisa Carrió, se presentará tercera en la lista de candidatos a diputados nacionales detrás de Alfonso Prat Gay y Ricardo Gil Lavedra. Pero si uno comienza a hilar fino, puede descubrir una estrategia que no tiene tanto que ver con la democratización de las listas ni nada por el estilo, sino un intento de que la candidata más fuerte pueda traccionar a los que están adelante y generen un sentimiento en los votantes por ayudar a que llegue a la banca. Por otro lado, la característica principal de Carrió, su afilada lengua que tanto confronta con el gobierno nacional, no impactaría tan fuerte en la lista de diputados por no estar a la cabeza de ella. Siempre el impacto será menor.
El oficialismo de la ciudad de Buenos Aires, el Pro, tampoco quiere dejar de dar muestra de su creatividad electoral, pero en este caso la necesidad de candidatos supera la estrategia. Con su hombre más fuerte como Jefe de Gobierno y la otra posible postulante con buena imagen de vice, no hubo más alternativa para el partido de Macri que hacer renunciar contra su voluntad a Gabriela Michetti y hacerla encabezar la lista de diputados. Pero la propia Michetti sabe que aunque su candidatura no sea nominal, le está dando la espalda a cada uno de los votos que la ungieron en la fórmula del ejecutivo porteño.
Muchos dicen que los comicios son el momento más puro de la democracia, el momento donde un pueblo se expresa y genera apoyos o pide cambios. Aunque ese halo de pureza se va tiñiendo de negro a causas de estas estrategias, pareciera haberse perdido el foco y en lugar de presentar sus propuestas para que los votantes los apoyen o no, se busca ganar a cualquier precio. Exportar frases del ambiente futbolístico para una elección no parece ser la mejor solución para una democracia, sobre todo para una tan jóven como la nuestra.

sábado, 4 de abril de 2009

Raúl Ricardo



¿Cuál es el verdadero Alfonsín? Aquel presidente que a puro coraje llevó adelante el juicio a los responsables de las muertes y las desapariciones de la dictadura militar, el histórico militante de los derechos humanos que muchas dictaduras latinoamericanas tenían en la nómina de potenciales subversivos, o aquel que cedió primero ante los militares con las leyes de obediencia debida y punto final, para luego dejar su mandato en medio de una crisis económica terminal, generada políticamente o no.
Desde chico escucho distintas frases hechas que a veces pueden aplicarse. Una de ellas es que la muerte embellece el recuerdo de una persona, cosa que se puede corroborar en cada velatorio donde hasta la persona más ruin llega al calificativo de “era tan bueno”. En esta oportunidad no se puede estar fuera de ese tipo de circunstancias, porque la muerte de Raúl Alfonsín trajo aparejados muchos comentarios. Desde el casi endiosamiento de la figura que irremediablemente remite a la palabra democracia, hasta el odio de los perjudicados por la hiperinflación, la estampida del dólar y la pobreza de aquellos años.
La primera vez que vi la cara de ese señor que cruzaba las manos y sonreía, tenía tan solo 6 años de edad. Me caía simpático y en mi casa gozaba de una mejor imagen que el otro hombre de gesto adusto que competía con él hacia la presidencia. Claro, Luder mantenía muy fresca su participación en el gobierno de María Estela Martínez y de la hecatombe que produjo.
Yo también desde mi infancia lo creí un procer, un modelo a seguir; como me dijo muchos años después una amiga: “casi un abuelo”. Y a nivel nacional, las políticas de Estado hacia los Derechos Humanos (estaba todo por hacerse y por ello marcó tendencia), la vuelta de los militares a los cuarteles, el pleno estado de derecho, las libertades individuales y el Juicio a los Militares, lo acercaban al pedestal. La sensación era que con la democracia realmente se podría comer, curar y educar. Incluso la primera parte del plan Austral y las constantes intromisiones de los organismos de préstamo internacional, no llegaban a socavar la impresión de libertad y paz que rondaba la Argentina. Parecía que volvíamos a retomar un plan de país.
Semana santa de 1987 marca un hito en mi vida que nunca voy a olvidar: ese domingo fue mi primera manifestación en Plaza de Mayo. Ese día, con tan solo 10 años y de la mano de mi viejo, asistí al pico de la presidencia de Alfonsín y cómo allí empezó a dibujarse la curva descendente. Las leyes de obediencia debida y punto final, las cajas PAN como icono de corrupción y clientelismo político, los pollos de Mazorín como estandarte de la malversación de fondos públicos, la debacle económica e institucional, los paros generales, los saqueos y el estallido social hicieron que aquella esperanza se volviera desazón.
El final y la decisión de entregar el gobierno a un presidente electo por los argentinos, representaron el peor de los finales para los miles que 6 años atrás habían colmado la Plaza de Mayo sin distinción de banderas y anhelando un país distinto.
Pasaron muchos años y peores gestiones para que cerraran las heridas y se tomara real dimensión de lo que significó aquel hombre para la historia. La realidad indica que Alfonsín no nos devolvió la democracia, sino que eso fue un trabajo de todos. Lo cierto es que a los tumbos o no, las primeras características de esta nueva etapa del gobierno del pueblo tuvo mucho de él.
Se puede decir que Alfonsín no tuvo una presidencia brillante, tampoco se la puede calificar como buena en toda la dimensión de su palabra. Aunque observando las de Menem o De la Rúa, habría que revisar hacia arriba la nota. Que la historia lo juzgue y sea mucho más justa que todos nosotros en este momento de conmoción.

martes, 24 de marzo de 2009

En busca de la integración


Pasan cosas curiosas cuando uno se toma un segundo y empieza a observar lo que ocurre a su alrededor. Solo un par de minutos bastan para encontrar situaciones capaces de describir una sociedad en lo más acabada de su institución.
La primera escena acontece en la puerta de un local de oficinas, dos personas charlan animádamente y son interceptadas por un transeúnte que les pide fuego; luego de sonrisas y agradecimientos de rigor, aquel individuo sigue su camino. La segunda secuencia aparece doblando la esquina y tiene como protagonista a una jóven muchacha vestida de oficina y a un galán enfrascado en la conquista femenina. Mientras el muchacho le sonríe y diserta el discurso que la situación requiere, su contraparte parece interpretar otra cosa, no parece tener el semblante de una señorita cortejada; su rostro describe preocupación. Sin otorgar la más mínima oportunidad a su festejante, la aterrada muchacha le cierra la puerta en la cara y se escabuye corriendo en las entrañas del edificio.
Las dos escenas hablan de la Argentina de hoy, una desde la vieja cultura de ayudar al otro y fomentar aquel tejido social que hizo confundir personas de distintos países y culturas en un solo país. El barrio, los amigos de la cuadra, las primeras lecciones del amor, en fin, la cultura. Del otro lado, el fantasma de la inseguridad y la certeza de creer que estamos todo el tiempo en peligro y que algo nos puede pasar tras una esquina o un zaguán entreabierto.
La recepción e interpretación de un mensaje (desde la teoría radioeléctirca de Shannon) depende de un código determinado. Avanzando más allá de esta primera descripción, se puede definir al código como todo mensaje anterior, entorno cultural o habilidades sociales con el que cuenta un receptor para interpretar dicho mensaje. Este entorno o contexto cultural es tan variable y volátil como cambios en el imaginario puedan producirse. Es por eso que el muchacho lanzado a la conquista emitió un mensaje que quedó malinterpretado por la señorita, asustada por su propia seguridad.
Pero entonces ¿por qué el transeúnte pudo prender su cigarrillo? Sencillamente porque esta temperatura social entra en colición con un vagaje social anterior. Una sociedad genera vínculos y lazos entre sus habitantes haciendo que ciertos usos y costumbres se conviertan en formas bien vistas de proceder a nivel colectivo. Esas mismas que permiten interpretar las situaciones que se nos presentan a nivel social. Tal vez el enlazado social más importante con el que cuenta una sociedad es el vínculo de la solidaridad entre pares o habitantes organizados en comunidad.
La sensación de inseguridad o simplemente el miedo instalado a nivel social, entonces, generan una ruptura en el entrelazado social. Este tipo de emergente, denominado popularmente “inseguridad” tiende fuertemente a la individualización y al cerramiento de los individuos hacia los lugares que consideran seguros. Una verdadera paradoja, ya que la unión y el tensamiento del tejido social serían el mayor y más efectivo enemigo de la delincuencia. El tejido de esos lazos de solidaridad y predisposición harían mucho más fácil la vida en comunidad, tanto para los hablitantes que tienen más recursos, como para los que tienen menos. Cuando un ciudadano siente pertenencia a una sociedad o a un sistema, se le agrega ese sentimiento de altruismo que no permite que dañe a ninguna de las partes de esa maquinaria que hace que su vida tenga sentido. Es decir que un sistema unido e integrador solucionaría muchos de los problemas que reclama hoy la sociedad argentina.
Hasta aquí todo demasiado perfecto, pero, sistematizar de esa manera una sociedad requieriría que sus habitantes renunciaran a una de las principales características del ser humano, el egoísmo (entendiendo a este como supremacía del yo sobre el otro) cosa muy difìcil en cualquier parte del mundo, primero o no. Es por eso que habría que comenzar con aspiraciones modestas, pero no perder de vista esa palabra que tal vez haya pasado por el texto sin mayor atención. La integración es la meta de una sociedad que aspira a la seguridad jurídica y personal. Dejar de cuidar lo de uno, para empezar a cuidar lo de todos.