lunes, 23 de noviembre de 2009
Las excusas infantiles
Hay cosas que parecen no tener explicación. Cuando un chico en edad escolar es sorprendido por su maestra haciendo alguna travesura, automáticamente tiende a defenderse de la única forma que sabe, y es acusar a algún otro compañerito de estar haciendo lo mismo. Con el tiempo y las enseñanzas de la vida, ese mismo chico comienza a comprender y asumir las consecuencias que sus acciones producen y eso lo inserta en el mundo de los adultos. Es por eso que cuando una persona grande no responde como debería a estos actos, es catalogado de imponer excusas infantiles.
Ese cúmulo de excusas sin sentido y hasta de cierta forma desconectadas de la realidad, se agrupan en lo que los medios ya han nominado como el “Macrigate”, ese escándalo de escuchas telefónicas con mucho de espionaje y demasiados puntos oscuros que sus protagonistas no se preocupan en aclarar sino muy por el contrario, mediante excusas pueriles y rayando lo infantil, enturbian la investigación y desconciertan a todos los ciudadanos.
La primera excusa de muy bajo calibre fue vertida por el mismo Ciro James (principal implicado en la causa de las escuchas y empleado del Ministerio de Educación Porteño) cuando el allanamiento judicial descubrió todo la maquinaria para pinchar teléfonos, el imputado respondió: “Es para uso netamente educativo”. Cuando tampoco es legal enseñar algo que está fuera de la ley, como pinchar y escuchar conversaciones con objetivos de espiar.
Ante tamaño escándalo, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, llamó a una conferencia de prensa para hablar sobre las denuncias. El manual de un gobernante al que le estalla un escándalo de estas magnitudes en las manos dice que se debe tomar distancia con las personas implicadas y prometer la más clara de las investigaciones para que la verdad salga a la luz. Bastante lejos de esto, Macri dijo que no conocía a Ciro James y que creía que era un espía de la Policía Federal infiltrado para impedir la puesta en marcha de su Policía Metropolitana. También manifestó que el renunciado jefe de su policía, Jorge el Fino Palacios, no sabía quién era James y que nunca había tenido contacto con él. Es decir, en este capítulo de la historia se niega todo y se le echa la culpa a otro.
Entre declaración y declaración, los hechos salen a la luz y destapan un montón de circunstancias que inculpan directamente a la línea dirigente del Jefe de Gobierno y a su propia persona. Aparecen fotos y documentos que demuestran que Ciro James trabajaba para la seguridad de Boca Juniors bajo la conducción de Palacios, que era conocido por Macri y que sabía que pertenecía a la Policía Federal. De hecho, el propio Fino Palacios dijo que lo había recomendado él para la nueva fuerza policial porteña y que sí lo conocía desde antes. Durante la misma investigación, entre las personas con el teléfono pinchado se descubre al ex cuñado de Macri, quién horas después de declarar ante el juez de la causa es baleado en la puerta de su domicilio. Y en los últimos días, el escándalo llegó a manchar al reemplazante de Palacios en la jefatura de la Policía Porteña, Osvaldo Chamorro. Luego de esto y la detención del Fino Palacios y Ciro James, se volvía a esperar la palabra de Mauricio Macri y los detalles de la postura del gobierno porteño.
Con la futbolera marquesina como fondo que muestra el logotipo del gobierno porteño impuesto por su gestión, Macri volvió a dar una muestra práctica de poca muñeca política, de falta de asesores comunicacionales y de un cinismo poco visto en un gobernante desde la década del ´90. Sin decir una sola palabra de la responsabilidad de su administración por tener a cargo a personas que realizaban escuchas telefónicas ilegales y hacían inteligencia sobre sus propios funcionarios y de legisladores o representantes gremiales opositores, se dedicó a hacer declaraciones como: “El gobierno nacional quiere boicotear a la Policía Metropolitana…primero fueron por los medios, luego por Corrientes, después por las empresas (¿?) y ahora vienen por la Ciudad de Buenos Aires”. Ni una sola mención al caso de las escuchas, ni una sola mención a la labor de la Justicia, ni un solo atisbo de autocrítica.
Lo preocupante no radica sobre la pelea que Macri y los suyos mantienen con el Gobierno Nacional, sino la lejanía de la realidad que muestra el Jefe de Gobierno, rozando casi la ignorancia de los acontecimientos que ocurren en su gobierno; o, lo que es peor, haciendo caso omiso a la ley vigente y permitiendo maniobras delictivas. De cualquier manera, por uno o por otro motivo, que se den estos hechos bajo la administración de una figura que quiere ser presidente, es preocupante para todos los argentinos.
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