viernes, 10 de septiembre de 2010
La muerte de la verdad
Todo cambio social trae aparejado un sinnúmero de resistencias de los integrantes de una sociedad. El estadío de transición entre uno y otro eslabón del devenir cultural puede acarrear un período de confusión y reacomodamiento. Puntualmente durante esa transición conviven factores antiguos y nuevos que se reacomodan mutuamente para llegar a la refuncionalización final que da comienzo a una nueva era. Se puede inferir entonces que este proceso es infinito y que el final de una etapa implica el principio de otra y que pueden llegar a darse gran cantidad de ellas al mismo tiempo.
En el mundo en general y en Argentina en particular uno de esos procesos de cambio en la sociedad es hoy noticia cotidiana, pero no está tomada en toda su dimensión. Estamos hablando ni más ni menos que de los medios de comunicación y su inserción en la cultura como factores de producción de verdad. Aunque ya muy remanida la discusión desde los años `70, es hoy donde se hace carne en las sociedad lo que muchos autores hablan como la muerte de la realidad en manos de los medios de comunicación.
Una de las principales características de los `90, más allá de la multiplicación de los medios de comunicación de la mano de las nuevas tecnologías; es que las empresas periodísticas sufrieron una seria transformación a nivel mundial gracias a las nuevas estrategias de marketing y la fusión empresarial a la que no fueron ajenos los mass media. Este nuevo mapa mediático (tomando la palabra en su verdadero significado) trajo una nueva forma de ver, producir y analizar diarios, televisión, radios y nuevos medios como internet.
La libertad de prensa comenzó a darle lugar a la libertad de empresa y periodistas que tenían una cierta autonomía de su medio y podían ejercer su opinión desde ese soporte, se empezaron a alinear a la opinión corporativa de la empresa medial y dejaron un poco de lado una cierta libertad para opinar en su seno. Esta conducta implica del lado del lector/oyente/espectador una cambio de hábito para informarse y obtener la suficiente información que antes podía obtener en ese único medio electo en exclusividad y favoritismo.
Entonces la verdad o la realidad de cada uno de los medios se mercantiliza y comienza a ofrecerse en el mercado en una espiral de consumo que lo asemeja más a un producto para lavar ropa que un medio para informarse y tomar decisiones en el trajinar de la vida social. Pero, de esa manera, la realidad para un habitante comienza a ser construida desde el medio elegido para informarse y puede distanciar a la propia persona de la realidad como ente primordial del reflejo de lo que ocurre o acontece en una sociedad. Y si se comienza a hilar más fino, la sociedad puede ser plausible de manipulación por parte de estas empresas periodísticas llegado el caso que esto ocurra.
Por lo tanto es menester, en esta sociedad moderna, tomar nota de los cambios que se producen y ejercer nuevas formas de obtener información para vivir en sociedad. Es decir que para hacerse cargo de esta nueva noción de realidad es indispensable tomar en cuenta el medio que uno elije y el bagaje que la empresa periodística le imprime al producto, sin descartar poder tener acceso a distintos productos de distintas empresas para poder ejercer un resumen crítico y obtener una visión propia de lo real o vulgarmente conocido como “lo que pasa”.
Ahora, ¿está preparado el hombre de hoy en día para tomarse semejante trabajo? Lamentablemente no hay una respuesta precisa pero sí varios indicios. En primer lugar el acceso a distintos medios de información gracias a internet y la digitalización de todos los soportes mediales amplía el abanico, aunque dicho acceso no es todavía todo lo masivo que puede llegar a ser con respecto a sus competidores tradicionales. Por otro lado sigue existiendo una fidelización a un medio, ya sea por historias compartidas, por afecto hacia los periodistas o por simple acostumbramiento del espectador/lector para abstraerse de sus sentimientos y abordar la información con espíritu crítico.
De igual manera, por moda u otro tipo de presión cultural, muchos de los medios de comunicación están fomentando la visión crítica. Aunque todavía la sociedad está en la transición y mucho queda por trajinar para llegar a ese nuevo estadío. Mientras la realidad pueda estar de un lado u otro, o en ningún lado.
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