"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

domingo, 4 de octubre de 2009

La vara de los medios


¿Qué es un fenómeno de masas? ¿Cómo llega a la comunidad? ¿Cuáles son los factores que lo hacen contar con el apoyo popular o perderse en el más oscuro de los ostracismos? En realidad ningún estudiosos de las ciencias sociales se atreve a proponer un plan infalible para obtener la gracia de las masas y así ser unánimemente apoyado por el sentido común de los Argentinos. Aunque vista la historia de los últimos diez años, cualquiera podría dar algunos consejos de qué cosas hacer, qué cosas no hacer, qué léxico utilizar o qué banderas levantar para que la masa simpatice con su lucha.
Para tomar un puñado de conclusiones puede uno sentarse a analizar desde la función discursiva aquel lock-out patronal de 2008, popularmente conocido como el “paro del campo” y la lucha que se está desarrollando en estos días por parte de los trabajadores de Kraft (ex Terrabussi) para la restitución de los 150 despedidos por la empresa. Sería interesante indagar por qué dos protestas de trabajadores y aparentemente justas (esto es lo que dice el imaginario popular y se puede estar a favor o en contra) no tuvieron el mismo apoyo por parte de la ciudadanía al punto que uno logró una movilización masiva de una parte del tejido social y la otra navega en la más grande de las indiferencias.
El lugar inicial de donde pude partir un análisis es llegar a entrever desde qué mirada una persona común podía pensar a cada uno de los actores en cuestión. Qué bagaje le trae a su mente, qué sentimientos están en cuestión o qué visión tenían de ellos antes del conflicto. El campo está emparentado con la tradición, Terrabussi también, es una de las marcas de golosinas más antigua y reconocida de nuestro país. Desde el campo salen productos que engalanaron la mesa de los argentinos por muchos años, lo mismo que los productos Terrabussi. Es decir que por los productos de un sector y otro, la parte sentimental o de conocimiento a priori, no se sacan ventaja.
Otro aspecto a analizar son sus modalidades de la protesta. Del mismo modo unos y otros cortaron rutas e hicieron piquetes para que sea conocida y difundida su lucha y objetivos. De parte de los integrantes del lock-out patronal, con el agravante de disponer de los camiones que le permitían pasar y a cuáles no, dependiendo de la comercialización o no de granos. De hecho los trabajadores de la ex Terrabussi negociaron con la policía un carril para que pudieran pasar de manera muy lenta los vehículos que esperaban en la Panamericana. Por lo que la medida de los despedidos parecería un poco menos molesta.
Como una última cuestión alrededor de esto puede fijarse en la cercanía o lejanía del problema. Por un lado las retenciones a la soja de un campo que para la ciudad solo se traduce en pan y verdura, contra los despidos de una empresa mucho más cercana a la metrópoli y que puede erigirse como un espejo para muchos de quienes obtienen el sustento de su trabajo en fábricas y oficinas y se podían sentir expuestos a que les pasara lo mismo. En pocas palabras, el conflicto de Terrabussi tiene muchas más posibilidades de hacer sentir reflejada al grueso de la población de las ciudades que el conflicto del campo.
Si hasta ahora la balanza viene dando ganancias al conflicto Kraft, por qué no pudieron movilizar a muchos hombres y mujeres de las ciudades para apoyar su lucha, como fue la idea desde el principio. Si se tuviera que acotar la respuesta a dos palabras no sería muy difícil manifestarse: política y medios. La visión política conducida por un odio ideológico y tradicional a la tendencia política que encarna el peronismo para el viejo grupo de patrones rurales, sumado a la muy buena tarea que se hizo de victimización y, como contraparte, poner al gobierno en un lugar de ente totalitario; lograron esta suma de voluntades contrarias al Gobierno Nacional que no por ser una minoría, dejaron de obtener la repercusión obligada por parte de los medios. Al ojo del ciudadano común, Kraft o Terrabussi no es más que una lucha sindical más y muy poco hay de interiorización del tema.
El papel de los medios es el que hizo la diferencia. El uso de términos como “paro del campo, grupo de peones, chacareros, labradores, jornaleros, empleados agrícolas o cortes de ruta” chocaron contra otras palabras de la talla de “trabajadores despedidos, delegados gremiales, sindicatos, infiltrados, incidentes, piquetes, marchas, políticos y activistas de izquierda”. Es obvio que los primeros términos no remitían a las mismas acciones de los segundos y el prestigio social de unas y otras palabras hacen la diferencia. Pero cuando todo se hace bajo el supuesto halo de la objetividad, todo se hace más difuso.

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