"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

viernes, 25 de julio de 2008

Balcones


En todos los cuentos e historias de la antigüedad, el balcón tomaba un lugar pasivo donde se observaba el devenir de los acontecimientos. Algo hizo que en estas latitudes que la historia fuera diferente. Por alguna vuelta del destino estos escenarios donde se miraba la historia pasar, ganaron fama y lograron, por lo menos, nivelar su importancia antes los acontecimientos. Basta con ver a una persona ejerciendo algún acto de la política desde esas extensiones de una ventana, para cargar a ese simple discurso con un valor agregado en detrimento de otras plataformas . Pero la obsesión de los argentinos con los balcones tiene el epicentro en uno particularmente, que fue testigo de la historia política moderna de la Argentina.
El viejo balcón de la Casa Rosada, vió nacer movimientos nobles, festejos populares, grandes manifestaciones que expresaron alegrías, tristezas y broncas, y a veces pudo atestiguar verdaderas farsas en su propia historia. Fue el responsable del “síndrome de la Plaza propia” y su letargo de hoy obedece a los tiempos que corren y a esa misma rica historia.
Se puede decir que el primer gran salto hacia la historia lo tuvo un 17 de Octubre de 1945 cuando la multitud que se había agolpado desde tempranas horas de la tarde en la Plaza de Mayo, vio salir a la figura de Juan Perón cuando se acercaba la medianoche. A partir de esa manifestación y elecciones mediante, fue el lugar donde el Perón devenido Presidente se comunicó con su pueblo, tanto tanto para publicitar actos de gobierno como para festejar los acontecimientos que lo ameritaban. Fue esa la época donde los denominados descamisados sintieron su pertenencia a la Plaza de Mayo y a ese balcón que hicieron suyo y que jamás pudieron permitir que otro se suba. También sintió el amor mutuo entre los manifestantes y Eva Perón, quien dejó en la historia otro balcón que fue escenario de su renunciamiento en plena 9 de Julio, desde el edificio de Obras Públicas.
Pero no siempre estuvo vinculado a la festividad popular, vale recordar la furibunda manifestación organizada por la CGT el 30 de Abril de 1982, donde hubo serios incidentes, detenidos y el pedido de dimisión a la dictadura militar de Galtieri. Para que muy poco después, el 10 de Abril, la misma multitud vivara al dictador por embarcar a la Argentina en una guerra desigual e injusta contra Inglaterra por Malvinas. Ese general pisando el balcón y levantando los brazos fue una síntesis de esa parte de la historia argentina y una verdadera farsa de aquellas manifestaciones peronistas. El síndrome de la Plaza propia empezaba a tener efecto.
La vuelta de la democracia mostró a un Alfonsín victorioso, mudado al balcón de enfrente, en el Cabildo; y al principio del fin de su gestión aquella fatídica semana santa, que precipitaron las hoy derogadas leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
En 1986, un hombre y su equipo de trabajo fueron capaces de dejar la Plaza de Mayo repleta entre alegría y festejos. Diego Maradona recibió prestado el balcón y tuvo su tarde de gloria, luego de conseguir el campeonato del mundo en México.
Con el advenimiento de los ’90, la modernidad cerraba un ciclo. La irrupción de los medios masivos de comunicación como escenario virtual de política, comenzaron a alejar a la gente de aquel balcón. Giovanni Sartori advertía desde su libro Hommo Videns que los ciudadanos ya no se acercaban al comité o a la casa del partido para enterarse de lo que estaba pasando con su país sino que simplemente se limitaban a prender la televisión. Y el escenario político se mudó adentro de los aparatos de comunicación, con un inmenso atril al que asistían innumerables cantidades de pseudo manifestantes desde la comodidad de su living. Así el balcón se redujo a tibios saludos de un presidente recién asumido o la vuelta al espacio de observación de otras cosas que pasaban en las cercanías. Pero el poder ya no pisaba sus baldosas.
Hoy extraña su esplendor de antaño, las mega manifestaciones de Plaza de Mayo se realizan desde un escenario que lo tapa. Algunos dicen que no lo usan por respeto a aquel gran líder que supo ocuparlo y lo hizo suyo. Pero la afición a llenar una plaza o subirse a un balcón a saludar, es algo que a los argentinos nos sigue sonando a poder. Ya sea por nostalgia o por costumbre, en plena era de la información estas imágenes nos siguen subyugando.

viernes, 18 de julio de 2008

Bolsa de gatos


Ha pasado la sesión en el Senado. Algunos la calificaron como histórica. Otros hablaron de alta traición. Muchos dejaron entrever su postura política mucho más allá de una labor legislativa. Pasaron poco más de 4 meses de conflicto y, con la resolución 125 derogada, algunas inquietudes comienzan a salir a la luz y son dignas de analizar.
Tal vez por convicciones, oportunidades o por simple integralidad de objetivos, una fuerza centrífuga unió ideologías contrapuestas y formó alianzas de rara forma entre los actores políticos durante la disputa por la derogación de las retenciones móviles. Tanto en el Congreso como en la calle se fusionaron personas que, bajo cualquier otro acto institucional o político, se situarían en veredas opuestas.
Aunque ya se viniera observando desde hacía un tiempo, el acto de los ruralista el martes pasado fue una evidencia inobjetable. En primer lugar, la rara yunta entre el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi con el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens, hace un poco de ruido bajo la luz de la historia de ambas organizaciones. Se vacía de contenido el vínculo si se tiene en cuenta que el objetivo máximo de los primeros tiene que ver con la reforma agraria (la tierra en manos de quienes la trabajan), mientras que los otros defienden y aglutinan a los grandes latifundistas que atentan contra esa reivindicación. Es decir que estas dos entidades de intereses contrapuestos, negociaban a la par una ley donde el principal pedido redundaba en la tasa diferencial para pequeños productores.
Dentro de la misma convocatoria de Palermo, separadas por escasos metros y centenares de asistentes, dos mujeres fuertes de la política argentina aplaudían a cada uno de los oradores al unísono. Sin dudas, Hilda “Chiche” Duhalde nunca tuvo demasiadas coincidencias con Elisa Carrió, sobre todo cuando su marido era acusado frecuentemente como el responsable del narcotráficon en la Argentina por la titular de la Coalición Cívica. Las motivaciones eran distintas. Las justificaciones también. Pero las retenciones móviles lograban lo imposible y las unían ante otro enemigo común.
En otro rincón de Avenida Libertador, en las inmediaciones del palco VIP se encontraban los siempre polémicos hermanos Rodríguez Saa sin notar que en el mismo sector, casi a sus espaldas, se levantaba la abultada humanidad del ex lider de Recrear, Ricardo López Murphy. Es difícil saber si sus miradas se cruzaron, pero si así hubiera sido, creo que tanto Adolfo como Ricardo recordaron las acusaciones cruzadas en 2003 cuando ambos aspiraban a la primera magistratura; sobre todo las ácidas críticas técnicas del hombre de bigotes sobre la declaración de default del líder puntano.
Recordando aquellos tumultuosos años de la Alianza, el radical Ricardo Gil Lavedra tuvo un encuentro muy poco añorado con la multipartidaria Patricia Bullrich, entusiasta Ministra de Trabajo de Fernando De la Rúa, cuando el jurista había sido renunciado por no abalar aquella lamentable maniobra en el Senado, conocida como la “Ley Banelco”.
También fueron de la partida De la Sota, Barrionuevo; mas lo apoyos de los senadores Reutemann, Romero y el hombre más insultado por la Sociedad Rural durante la década del 90, Carlos Saúl Menem. En épocas de convertibilidad y de un dólar igual a un peso, los hombres de campo sufrieron una de las crisis más profudas del siglo XX. Con un precio de mercado internacional poco conveniente, la actividad agrícolo ganadera había dejado de ser negocio; y aunque los insumos fueran baratos, las ganancias eran escasas.
Se hace difícil pensar cómo aglutinar a todas estas expresiones tan distintas entre sí sin concluir que todos debían tener un enemigo en común. Pero sería una análisis demasiado facilista y de dudosa certidumbre. Se debería fraccionar en distintos grupos. Por un lado, nadie puede dudar de las intenciones de los representantes del campo, estando de acuerdo o no con ellos. Tampoco del convencimiento de algunos dirigentes que representan a sus provincias y que cumplen con los intereses de quienes los votaron. Otros apoyos se generan por contraposición de ideas con el Ejecutivo y una pequeña pero poderosa parte podría denominarse de la forma en que se dividían los radicales en 1922: “personalistas” y “antipersonalistas”. Esta situación también genera una crisis de representatividad en los políticos, ya que su electorado no sabrá si le será fiel a su ideología y a las promesas de campaña o simplemente votará en contra del gobierno de turno por algún encono personal.
Si es bien entendida, este debate será un paso adelante para el sistema democrático, aunque dentro de toda las sensaciones quede ese gusto amargo de que la oposición no tenga un rumbo definido y se muestre multi ideológica. Algo así como una bolsa de gatos.

viernes, 11 de julio de 2008

Europa, Amèrica y de nuevo Europa


Los fondos de mi abuelo sufrieron transferencias por distintos países. En principio no tuvieron una historia distinta al de la liquidez de cualquier europeo lanzado a las Américas, en Cuba la fortuna logró desabrochar la cubierta de su billetera en forma de primer premio de la lotería y ese jóven de 17 años llevó todo el dinero obtenido en el Joven Continente hacia su casa natal en la campiña española.
Cuatrocientos años de la misma conducta avalaban el procedimiento del dinero que, en mucha mejor ley que algunos de sus compatriotas, mi abuelo había obtenido en América. Sin embargo y aunque nada de esto hubiera pasado por la cabeza de mi abuelo, las arcas sufrieron una nueva transferencia.
Mientras se desdoblaba el dinero para adquirir una vaca para su madre (todo una demostración de status para la época), la guerra en África y la cercanía de la conscripción produjeron que los fondos se movieron (en el bolsillo, a la vieja usanza) hacia su destino final en Buenos Aires, Argentina. A partir de allí se fueron achicando con el transcurso de los años, el gusto de traer a toda la familia a la nueva tierra y de la bohemia porteña, hasta llegar a cero. Al ser todos gastados en estas tierras, mi abuelo comenzó a producir para el país y trabajar tanto para su sustento como para lograr mejores condiciones laborales en su nuevo país adoptivo. Fue así que abrazó, en el camino de la integración hacia su argentinidad, los ideales del peronismo y la justicia social. Junto con esto formó una familia argentina y cerró el cerco de su pertenencia.
Los fondos de mi abuelo emergieron en el mismo continente donde se invirtieron, ya sea en forma fortuita o gracias al trabajo. Pero junto con él, muchos inmigrantes sin un centavo lograron llegar hasta nuestro país y forjaron un futuro a fuerza del trabajo que también ayudó a la Argentina a crecer y posicionarse a mediados del siglo pasado como una de las naciones con mayor potencial y futuro del continente. No existió en ningún momento discriminación alguna hacia quien traía los bolsillos vacíos o llenos. Todos los brazos contribuyeron por igual al país, tuvieran o no papeles de identidad. Todos fueron recibidos y tratados como ciudadanos. La misma política esgrimieron todos los países de América Latina. Economía y Derechos Humanos no contraponían intereses.
Los años y las circunstancias económicas globales hicieron que la balanza desnivelara hacia su posición contraria. Y es así como aquellos europeos que exportaron personas hacia todos los confines americanos, hoy son los receptores de aquellas multitudes internacionales. Pero en lugar de hacer honor a su historia sociopolítica y integrar a una economía que necesita a los inmigrantes (el escalafón inferior de la economía europea depende de estas personas), votaron el pasado 18 de junio la “directiva retorno”. Esta ley permite deportar a todo migrante indocumentado que su propia economía necesita y utiliza bajo condiciones de trabajo poco dignas. Desde otro punto, puede verse a esta ley como un revés de grandes magnitudes hacia los Derechos Humanos por parte del parlamento de la Unión Europea, al permitir encarcelar a personas sin papeles hasta por 18 meses, sin un juicio previo.
Por otro lado, en algún despacho contiguo del edificio de la UE, las secretarías de comercio europeas, analizan el pedido de mayores y mejores condiciones aduaneras, de comercialización y patentes para los bloques económicos latinoamericanos.
Se hace muy difícil pensar cuál es la visión global que hoy tiene Europa en los distintos niveles de la política y la economía. Sería muy sencillo decir que el viejo continente está virando a la derecha y eso produce un arranque de xenofobia que dificulta las relaciones con los inmigrantes. El problema tal vez vaya un poco más allá, la prometedora tercera posición que se cultivó en contraposición a la economía de mercado furiosa de los Estados Unidos se está quedando sin riego. La tendencia de la Europa capitalista con la intervención del Estado como agente de contención se comenzó a desfigurar y dejó paso a un modelo parecido al norteamericano. Liberalismo en la economía hacia los mercados externos, pero proteccionismo para el mercado propio tanto en lo económico como en lo social. Hacía ya 60 años que este planteo no sobrevolaba Europa, dondequiera que esté, mi abuelo debe estar mostrando una mueca entre sarcasmo y preocupación.