"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

lunes, 23 de noviembre de 2009

Las excusas infantiles


Hay cosas que parecen no tener explicación. Cuando un chico en edad escolar es sorprendido por su maestra haciendo alguna travesura, automáticamente tiende a defenderse de la única forma que sabe, y es acusar a algún otro compañerito de estar haciendo lo mismo. Con el tiempo y las enseñanzas de la vida, ese mismo chico comienza a comprender y asumir las consecuencias que sus acciones producen y eso lo inserta en el mundo de los adultos. Es por eso que cuando una persona grande no responde como debería a estos actos, es catalogado de imponer excusas infantiles.
Ese cúmulo de excusas sin sentido y hasta de cierta forma desconectadas de la realidad, se agrupan en lo que los medios ya han nominado como el “Macrigate”, ese escándalo de escuchas telefónicas con mucho de espionaje y demasiados puntos oscuros que sus protagonistas no se preocupan en aclarar sino muy por el contrario, mediante excusas pueriles y rayando lo infantil, enturbian la investigación y desconciertan a todos los ciudadanos.
La primera excusa de muy bajo calibre fue vertida por el mismo Ciro James (principal implicado en la causa de las escuchas y empleado del Ministerio de Educación Porteño) cuando el allanamiento judicial descubrió todo la maquinaria para pinchar teléfonos, el imputado respondió: “Es para uso netamente educativo”. Cuando tampoco es legal enseñar algo que está fuera de la ley, como pinchar y escuchar conversaciones con objetivos de espiar.
Ante tamaño escándalo, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, llamó a una conferencia de prensa para hablar sobre las denuncias. El manual de un gobernante al que le estalla un escándalo de estas magnitudes en las manos dice que se debe tomar distancia con las personas implicadas y prometer la más clara de las investigaciones para que la verdad salga a la luz. Bastante lejos de esto, Macri dijo que no conocía a Ciro James y que creía que era un espía de la Policía Federal infiltrado para impedir la puesta en marcha de su Policía Metropolitana. También manifestó que el renunciado jefe de su policía, Jorge el Fino Palacios, no sabía quién era James y que nunca había tenido contacto con él. Es decir, en este capítulo de la historia se niega todo y se le echa la culpa a otro.
Entre declaración y declaración, los hechos salen a la luz y destapan un montón de circunstancias que inculpan directamente a la línea dirigente del Jefe de Gobierno y a su propia persona. Aparecen fotos y documentos que demuestran que Ciro James trabajaba para la seguridad de Boca Juniors bajo la conducción de Palacios, que era conocido por Macri y que sabía que pertenecía a la Policía Federal. De hecho, el propio Fino Palacios dijo que lo había recomendado él para la nueva fuerza policial porteña y que sí lo conocía desde antes. Durante la misma investigación, entre las personas con el teléfono pinchado se descubre al ex cuñado de Macri, quién horas después de declarar ante el juez de la causa es baleado en la puerta de su domicilio. Y en los últimos días, el escándalo llegó a manchar al reemplazante de Palacios en la jefatura de la Policía Porteña, Osvaldo Chamorro. Luego de esto y la detención del Fino Palacios y Ciro James, se volvía a esperar la palabra de Mauricio Macri y los detalles de la postura del gobierno porteño.
Con la futbolera marquesina como fondo que muestra el logotipo del gobierno porteño impuesto por su gestión, Macri volvió a dar una muestra práctica de poca muñeca política, de falta de asesores comunicacionales y de un cinismo poco visto en un gobernante desde la década del ´90. Sin decir una sola palabra de la responsabilidad de su administración por tener a cargo a personas que realizaban escuchas telefónicas ilegales y hacían inteligencia sobre sus propios funcionarios y de legisladores o representantes gremiales opositores, se dedicó a hacer declaraciones como: “El gobierno nacional quiere boicotear a la Policía Metropolitana…primero fueron por los medios, luego por Corrientes, después por las empresas (¿?) y ahora vienen por la Ciudad de Buenos Aires”. Ni una sola mención al caso de las escuchas, ni una sola mención a la labor de la Justicia, ni un solo atisbo de autocrítica.
Lo preocupante no radica sobre la pelea que Macri y los suyos mantienen con el Gobierno Nacional, sino la lejanía de la realidad que muestra el Jefe de Gobierno, rozando casi la ignorancia de los acontecimientos que ocurren en su gobierno; o, lo que es peor, haciendo caso omiso a la ley vigente y permitiendo maniobras delictivas. De cualquier manera, por uno o por otro motivo, que se den estos hechos bajo la administración de una figura que quiere ser presidente, es preocupante para todos los argentinos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Los medios al centro


¿Cómo llegamos aquí? Una frase que puede hacerse muy frecuente luego de recorrer un largo camino, tomar decisiones de cómo encarar las encrucijadas y ya no poder divisar el punto de partida. Como si se hiciera una mapeo hacia atrás para encontrar motivaciones, anhelos, acierto y vacilaciones, que motorizaron el estado actual de las cosas. Sin embargo, la partida siempre implica una llegada, y es esa propia llegada la que queda difusa y no siempre se condice con el objetivo que se tenía a la hora de partir. Periodistas y medios de comunicación comenzaron a recorrer un camino parecido desde la tarea de informar hacia el protagonismo dentro de la sociedad. Es por eso que en estos momentos álgidos cabe preguntarse: ¿Cómo llegamos a esto?
En lo que refiere a la labor del periodista, Alicia Entel, reconocida por sus estudios sobre los medios de comunicación, daba a sus alumnos una definición muy interesante de la labor del periodista: “Los periodistas son los primeros historiadores de un hecho” y con ello hablaba del privilegio de poder sentar la piedra fundamental o el basamento a lo que luego muchos denominarán como un hecho histórico. Claramente se justifica la trascendencia de la profesión en su papel de cronista de una realidad.
Las funciones de la actividad del periodista tienen clara referencia a la comunicación social. Es decir que su objetivo esta centrado en la sociedad y no en sus propias necesidades. Justamente como lo hace la nueva ley, los medios de comunicación son un servicio y no un fin en sí mismo. Se podrían definir como instrumento, como vía de expresión, justamente como un medio.
Y aquí se ingresa al punto fuerte de la cuestión. Preguntarnos en qué momento los medios pasaron de la mediación al protagonismo. No se debe transitar tampoco la ingenuidad, por más que se hable de un hecho bajo el inmaculado halo de la objetividad, cada descripción y cada elección de una palabra con respecto a la otra sienta una opinión o una visión a ese respecto. Es decir, una vez más, que la objetividad no existe.
Hasta aquí, todo claro, pero es mejor regar estos dichos con una pincelada de ejemplos. Una tarde de mayo de 1995, un jugador de fútbol en pleno ascenso decía con amargura que lo único que le molestaba del fútbol local era que los productores los hacían esperar en el vestuario para entrar a la cancha, así se tomaba el ingreso y no hacían su entrada al estadio cuando la TV estaba en comerciales. O cómo en un debate televisivo de este año, por un lado participaba un político de corte oficialista y en lugar de moderar o invitar a un político opositor, los propios conductores del programa se sentaban en la tarima del contrincante para debatir.
En la historia siempre hubo medios más influyentes que otros y con sólo nombrar la época del fascismo de mediados del siglo pasado, se denota el papel fundamental de los medios a lo largo de la historia. Se puede decir que siempre estuvieron cerca del poder y fueron vehículo de él para cumplir su difusión propagandística y las ideas de los nuevos órdenes. Pero la cercanía nunca implicó esgrimirse como el poder mismo y trabajar para los propios intereses de periodistas, medios o grupo de medios poderosos.
Cuando ciertos emergentes sociales pierden su centro, quedan el tiempo y sus protagonistas como agentes dinámicos para que recuperen su lugar original. Lo mismo pasó en las décadas del ´80 y ´90 con la economía como usurpador del espacio que le correspondía a la política y que lentamente fue recuperando su posición a partir del quiebre de diciembre de 2001. Tal vez la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sea el punto donde la labor periodística se vea reacomodada y vuelva a correrse a un lado del poder y volver a revalorizar el verdadero papel de un periodistas que es contar historias u opinarla, mantenerse al margen de los hechos y no tener que protagonizarlos.