"Nunca hubo un monumento de cultura que no fuera un monumento de barbarie. Y así como la cultura no está exenta de barbarie, no lo está, tampoco, el proceso de transmisión de la cultura. Por eso, en la medida de lo posible, el proceso histórico se desvía de ella. Considera la tarea de comprenderla como un cepillar de la historia a contrapelo" WALTER BENJAMIN

lunes, 28 de enero de 2013

Para la línea H, expropiación

Cuesta mucho abordar el tema sin recurrir a la ironía. Se podría comenzar a manera cinematográfica con un “de los mismos realizadores de la escuela shopping” o “creían que los ‘90 eran sólo un recuerdo…” pero nada parece dar cuenta de la verdadera gravedad de los hechos. Otra vez una expropiación mínimamente polémica, otra vez la sospecha de corrupción desde el Gobierno Porteño, otra vez una medida que le da la espalda a la ciudadanía y le hace un guiño cómplice a los viejos socios de negocios. Lo cierto es que el 2013 despertó a la Ciudad de Buenos Aires con un puñado de negocios que el 2 de enero no abrieron sus puertas, no volvieron a la actividad como todos los demás, sino que mantuvieron sus puertas cerradas, sus persianas bajas, sus vidrieras pintadas de blanco. La sombra que sobrevoló durante todo el 2012 se hizo efectiva, el Gobierno Porteño dio curso a la expropiación de 3432 metros cuadrados de locales en puntos neurálgicos de la ciudad para construir cuatro estaciones de la línea H de Subterráneos. Los terrenos elegidos se ubican en el barrio de Pompeya, en la avenida Saenz, en Córdoba y Pueyrredón, y en la esquina de Santa Fe y Pueyrredón. Las últimas dos centradas en uno de los barrios más caros de Buenos Aires si de valor por metro cuadrado se habla. De la mecánica de la expropiación se pueden observar varios puntos como mínimo discutibles. Según los dueños de los terrenos o locales, el precio pagado por el gobierno de la ciudad no se ajusta al mercado sino a un cálculo sobre el valor fiscal que no llegarían a cubrir el 30% del precio de inmobiliaria. Por otro lado, los damnificados fueron los comerciantes que alquilaban los locales y gozaban de contrato vigente. En su caso la pérdida fue total. No solo no pudieron continuar con lo pactado con los dueños de los locales sino que quedaron con el lucro cesante sin ningún tipo de indemnización y con la obligación de tener que despedir a cada uno de sus trabajadores, que la ley obliga a remunerar por la pérdida de su trabajo. Claramente el mega plan no los tuvo en cuenta aunque las cifras fueron millonarias. Pero el verdadero problema aparece cuando se posa la vista en la cantidad de metros cuadrados expropiados y el destino de los “excedentes” de la construcción de las estaciones de Subte de la línea amarilla con detalles negros. El cálculo es bastante sencillo, si construir bocas de subte no lleva más de 15 metros cuadrados (digamos que necesitarían 50 metros) y hablamos, exagerando, que se necesitarán 4 bocas de subte por estación (darían un total de 16 bocas), se podría decir que se necesitan la importante suma de 800 metros cuadrados afectados al acceso a las estaciones. Entonces ¿por qué expropiar 3432 metros cuadrados? Pero esto no termina aquí, la ley que regula la expropiación dice que los metros “sobrantes” de la construcción de los accesos se dividirán en dos partes: los terrenos que no se usen para las bocas ubicados a lo largo de la avenida Pueyrredón (en las intersecciones con Santa Fé y con Córdoba, o sea los más caros) serán administrados por Subterráneos de Buenos Aires, dando disponibilidad para hacer concesiones que irían a un hipotético fondo para la ampliación de la red de Subterráneos. Distinto destino tendrán los remanentes de la zona Sur, que serán destinados para Obra Social (escuelas, parques, etc) a manos de la administración del Gobierno Porteño. No son menores las voces que, a la medida del Metro de Barcelona, hablan de la hipotética creación de verdaderas Estaciones Shopping dentro de los tantos metros que le sobrarán a la obra. Nadie puede aseverar tamaña acusación, pero los lugares elegidos, las diferencias de concesión de los sobrantes y las personas beneficiadas en el negocio hacen un poco de ruido. Ojalá no se estén Haciendo Buenos Negocios en Buenos Aires. Por el bien del alicaído Subte y por el bien de todos.

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